viernes, 28 de febrero de 2014

INFRAESTRUCTURAS LETALES

Hace unos días tuvo lugar una reunión para explicar la gran utilidad de ciertas infraestructuras de transporte construidas en los últimos años, si se potencian adecuadamente. Entre las cuestiones que surgieron en el debate apareció una que parece excluida de cualquier foro público: que, a partir de un cierto nivel de dotación, las carreteras, ferrocarriles, puertos o aeropuertos pueden convertirse en un freno para el crecimiento. Este punto ya se ha alcanzado en ciertos territorios de España. Para quienes esta afirmación resulte asombrosa baste comentar que, una vez construida una línea de tren, por ejemplo, hay que ver sus costes de obra, de operación y de mantenimiento. Si ese conjunto se ve compensado por un crecimiento de la actividad económica, lo calificaremos de la más razonable de las inversiones. Si no es así, la consideración ha de ser de un coste que alguien ha de pagar. Cuando una infraestructura no produce retornos económicos que compensen. podemos considerar la necesidad social o bien su interés para el conjunto del país. Por esta vía se pueden calificar de positivas algunas infraestructuras. Sin embargo hay que tener en cuenta que tal capítulo tiene un límite: el presupuesto de inversiones sin interés económico, pero con interés para el Estado. Y hay que saber que ese cupo sale de no prestar más servicios sanitarios o educativos, ni más pensiones, ni más atenciones a la dependencia, ni … muchas cuestiones básicas. Por eso el otro día, cuando se planteó la construcción de los 100 kms de autovía entre Santas Martas y Villanubla, hubo personas que se manifestaron desfavorablemente. La vía que existe en la actualidad es perfectamente permeable para camiones y se circula rápidamente. Se podría mejorar la carretera con seis circunvalaciones, que aumentarían la velocidad media, a un coste razonable. Sin embargo hay que ser conscientes de que el escaso tráfico no aumentará significativamente. Los 300 millones de euros de esa autovía se deberían dedicar a cuestiones más importantes. No se trata de individualizar sobre este caso, sino de poner un ejemplo de cómo a partir de ahora las nuevas infraestructuras deben aportar un plus diferencial, como el de la León-Braganza, tras la que aguardan tráficos de gran volumen, o la Ponferrada-Monforte, que amplía el hinterland de berciano y consolida el núcleo urbano. En conclusión, hay que perder el miedo a ser más selectivos con las infraestructuras y manifestarlo públicamente sin complejos.

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