jueves, 10 de junio de 2010

Diputaciones, Autonomías y Leonesismo

Una de las vertientes en las que la crisis financiera de España está desencadenando debate es en la racionalización de la administración pública. Al hilo de esa cuestión hay varios dirigentes socialistas que han sugerido eliminar las diputaciones provinciales, aunque no han explicado por qué. A priori parece una propuesta desacertada.
Por una parte hay que manifestar que las diputaciones integran a los representantes en sus órganos de una manera predemocrática. Tal y como se eligen los presidentes y diputados provinciales son los partidos y no la voluntad popular quienes deciden. Este sistema sí que requiere una modificación para democratizarlo.
El resto de aspectos negativos que rodean a las diputaciones no son peores en cualquier caso que los de la comunidad autónoma: nepotismo, contrataciones a dedo, incompetencia de algunos, etc. Repito, nada que no encontremos en las autonomías. Por el contrario, en facetas como el conocimiento del territorio, la proximidad a los problemas locales o la inmediatez de respuesta las diputaciones son más eficaces que los entes autonómicos.
Sólo existe un caso en que las autonomías superan a las diputaciones: en las uniprovinciales. En ellas en realidad la diputación asume las competencias, sus órganos de gobierno emanan de la voluntad ciudadana y el presupuesto se ata a los territorios. La comparación, por ejemplo, de cómo evolucionó el mercado laboral en comunidades uniprovinciales y multiprovinciales concluye que la gestión de las primeras es mejor, sin matices. La burocracia es más reducida y se hace mucho con poco. Éste es el modelo al que hay que acercarse, si no se puede adoptar, trasladando la capacidad ejecutiva, no la legislativa, de la autonomía a la diputación. Sólo así capitalizaríamos la experiencia de 30 años.
Por otra parte, la desaparición de la Diputación de León a favor de entes comarcales es incongruente con cualquier idea leonesista. No se puede reclamar la autonomía de León y al mismo tiempo propiciar la desarticulación del territorio cisastur en comarcas inconexas, cuyo único interlocutor sería la Junta, ajena a las aspiraciones de esta tierra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el análisis que haces de las diputaciones. Con matices. En cuanto a corrupción y nepotismo, son peores que las Autonomías (hablo de lo que se por experiencia propia), unicamente se salvan del escándalazo porque manejan mucho menos dinero y pasan relativamente desapercibidas, en el sentido popular de que "no valen pa ná". Así que a veces roban (no siempre, seamos buena gente) y muchas veces gestionan mal, pero como están en una "esquinita discreta" de las Administraciones, escondidas y disimuladas entre Comunidades Autónomas y Ayuntamientos (e incluso Comarca del Bierzo), pues poca gente se fija en ellas. Necesitan una renovación de arriba a abajo. De hecho, es completamente justificable la opinión de alguno que las quiere borrar del mapa (discutible o no, no le faltan argumentos) porque duplican las funciones de las Comunidades Autónomas. Pero ahora viene lo bueno: en el caso de León, la desaparación de la Diputación implicaría en la práctica la desapareción a medio plazo de la idea de leonesismo. Me explico. Sin Diputación Provincial de León, ¿qué sentido tiene una Comarca del Bierzo dependiente de León? ¿Qué sentido tendría un Sahagún y aledaños dependiente de León? ¿Qué vinculación quedaría entre provincias de un supuesto País Leonés? Sería otro estacazo en la cabeza del leonesismo. Lo peor de todo es que a largo plazo veo que los tiros van por ese camino. Una disolución y mezcla indiferenciada de las "zonas" de la meseta Norte en una definitiva CastillaLeón arrejuntada y mezclada en un batiburrillo de antiguas provincias bajo una Comunidad Autónoma que quedaría como referencia única. Salvo alguna Comarca del Oeste, que todos sabemos que estaría feliz de ir por libre.

Cisastur dijo...

Yo creo que la diputación, con todas sus corruptelas, es más eficiente que la Junta. En la delegación territorial trabaja mucha gente que ni es de aquí ni le interesa nada. Mal se pueden prestar servicios en un territorio que no conoces. Quien viene a la diputación adquiere un conocimineto estrechamente ligado a un territorio, que es lo que se necesita. De lo contrario tendríamos una gestoría, es decir, lo que es la delegación territorial en numerosas ocasiones. Así nos luce el pelo.