sábado, 12 de febrero de 2011

Carbón e Interés Nacional

El desbloqueo del decreto que proporciona ayudas para el consumo de carbón nacional es un respiro momentáneo para la minería leonesa. Sin embargo se trata de una mejoría que augura una posterior caída hasta quedar en niveles injustificadamente residuales, si no se actúa. Ese debe ser el escenario con el que trabajen las fuerzas vivas de León si pretenden defender esta actividad.
Las compañías eléctricas y grupos afines siguen esgrimiendo que el carbón es incompatible con una previsión de emisiones de anhídrido carbónico a la baja. En este aspecto hay que incidir contra los voceros interesados, que no es excluyente y que tras su pretendida misión ecológica esconden otros objetivos.
Como cuestión previa hay que establecer que los intereses de España en lo que a producción energética se refiere pasan por disponer de la mayor diversidad. Eso aporta independencia y amortigua las variaciones en los precios internacionales de los combustibles. Cualquier pretensión de reducir esta flexibilidad de suministro abriga otros intereses.
Así por ejemplo, que se esté transmitiendo la idea de que el gas es la alternativa nace de una nefasta gestión de las compañías generadoras. Éstas han firmado contratos cerrados por unos consumos que ahora son innecesarios, pero que tienen que pagar. Sólo errores empresariales explican el uso como argumento recurrente de las bondades del gas como combustible casi exclusivo.
Otra moda apoya la generación nuclear, que para algunos debería ser casi única porque, según dicen, es muy barata. No contabilizan cuáles son los costes recurrentes de esas centrales y sus residuos en los próximos siglos. Tampoco que los alemanes y franceses, nuestros tutores, están interesadísimos en vendernos la tecnología.
En definitiva, el carbón tiene sus problemas y limitaciones, como cualquier fuente energética, pero, por puro interés nacional, no debería quedar eliminado del mix de generación. Dedicar una parte de los derechos de emisiones a ese fin es lógico. Para eso están. Otra cosa es que nuestras minas no avancen hacia la competitividad. Es ahí donde hay que ser inflexibles en el medio y largo plazo.

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