jueves, 3 de febrero de 2011

Crisis y Distracción

En los tiempos que corren, de agudos apretones económicos, de humo para tapar las vergüenzas, de hombres de honor que mienten y sirenas que nos distraen de las rutinas diarias, conviene no perder el norte. La crisis está ahí, aunque no nos guste y lo que hay que hacer en estos casos es centrarse con especial dedicación en las cuestiones realmente importantes.
No es de recibo que la diputación le pague la nieve a quien no debe cuando se está despidiendo a trabajadores con familia e hipoteca. No es admisible que el ayuntamiento de León eche el resto en la Cultural mientras el cuidado y poda de los jardines está peor que bien. No caben 40 miembros en el consejo de la nueva caja cuando está al borde de ser nacionalizada. No se puede tolerar que haya obstáculos para la Ciudad de la Energía cuando el Bierzo sufre un parón económico de vértigo.
Algunas veces los ciudadanos nos acostumbramos a ver actuaciones que rebasan los principios elementales. Nos confundimos si pensamos que es tolerancia cruzar la línea roja que separa la falta de criterio de la postura flexible. La tolerancia es tolerancia sólo cuando hay un criterio de referencia y estamos empezando a acostumbrarnos a actuaciones inaceptables.
La crisis puede ser una oportunidad para todos. Una puerta para el rearme moral de una sociedad que había querido hacer de los principios una antigualla. Y para empezar debemos rebelarnos contra la desvergüenza en lo público. Sólo cuando los deshonestos tengan que esconderse para serlo volveremos a ser una sociedad íntegra. En crisis quizás, pero rearmada para volver a ser una de las primeras potencias del mundo en prosperidad y buen vivir.

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