El ascenso de la Ponferradina es, además de un triunfo deportivo, el enaltecimiento de una forma de hacer las cosas. Se trata de uno de esos raros equipos que pagan lo que deben, que no inflan sus presupuestos, que miden el esfuerzo acomodándolo a los recursos disponibles, que se basan en una masa social local, fiel y motivada a la que se intenta no defraudar. La Ponferradina es un club serio y eficaz. No creo que se pueda decir nada mejor de un equipo deportivo. Además es el orgullo futbolístico de Ponferrada, de El Bierzo y de León, mal que les pese a algunos con la boina demasiado calada.
La Ponferradina es una sociedad deportiva que comparte ciertas características con el ADEMAR, otro club de referencia sometido ahora a una borrasca resultado de una larga gestión desastrosa en el Ayuntamiento de León, lo que le lleva a no cumplir sus compromisos económicos. Sin embargo son los clubes de este corte los que salen de las dificultades y que más alegrías dan a los leoneses. El CLEBA de balonmano femenino, las chicas del COELBI de baloncesto o el SPRINT de atletismo, por no hablar del RITMO de gimnasia femenina son ejemplos de que en esta tierra hay gente que sabe hacer las cosas muy bien. Son un ejemplo para todos.
Al lado de ellos hay otros clubes en los que la gestión es buena o no directamente mala, pero no da los resultados deseados. El Baloncesto León puede ser un ejemplo. En esos casos lo mejor es persistir para mejorar lo ya realizado. Si el fracaso también sirve para mejorar, los éxitos terminan por llegar.
Por último hay equipos que gastan barbaridades para ascender de división, aun a riesgo de la propia supervivencia. Incluso los hay que lo hacen por encima de sus posibilidades en un voluntarismo absurdo de creerse más de lo que son. La Cultural es una muestra, pero no la única. Vivir en esa suerte de autoengaño tiene un recorrido corto. Por eso más vale darse un baño de realidad y saber que cuando uno se la juega con los pueblos de alrededor hay que hacer un esfuerzo proporcionado y posible, es decir, un poco más que el de la competencia directa. Lo demás es persistir en el error y el desgobierno.
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