jueves, 1 de mayo de 2014

LEÓN Y EL CARBÓN

La evolución del sector carbonero es una preocupación de los leoneses hace muchos años. A pesar de haber llegado a ocupar a miles de empleados las cifras actuales de cotizantes en el régimen especial del carbón de la Seguridad Social al mes de marzo no alcanzaban los 1300 en la Provincia de León. El ajuste producido en las explotaciones ha sido drástico tanto en ocupación como en términos salariales. De tal sacrificio cabría esperar una estabilización, dado que el carbón es una opción más del sector energético en un momento en que la diversificación es fundamental. No tiene sentido liquidar la producción termo-eléctrica autóctona con carbón para dar paso a las centrales de gas cuando se ve la inestabilidad de algunos grandes proveedores: Rusia y Nigeria. Ha llegado la coyuntura en la que hay que exigir la preservación de los intereses estratégicos del país. Por eso se debe conservar en cierta medida cualquier fuente autóctona de energía con costes ajustados. En el carbón el proceso de ajuste ya se ha efectuado. Eso exige que haya una interlocución entre el gobierno y las eléctricas donde se preserve el interés nacional frente al de los consejos de administración del lobby generador. Por otra parte, hay que ser conscientes de que el cierre de los grupos mineros a pie de térmica condena a esas centrales a medio plazo. León no debe permitir la pérdida de la centrales térmicas, que aportan miles de puestos de trabajo -muchos de ellos cualificados- a la economía provincial. Hay que buscar minas de máximo rendimiento cerca de Anllares, Compostilla y La Robla, dotarlas del carácter de reserva estratégica nacional y plantear sistemas modernos de explotación que permitan su discontinuidad. En gran parte del mundo desarrollado la minería se mantiene con sistemas de apertura y cierre temporales en función de los precios internacionales del mineral. Ese va a ser –es ya en buena parte- el futuro del sector minero en Occidente. León debe defender la implantación inmediata de esas estrategias de explotación, que ajustan la producción a las oportunidades del mercado. Así una minería de costes ajustados, eficiente, adaptable a la demanda y con mínimos costes de transporte podrá sobrevivir. Y todo lo que sea dejar a la iniciativa de las compañías eléctricas el futuro del carbón es poner en manos del cortoplacismo, del bonus a cualquier precio -de las ambiciones de los consejos de administración al fin- los intereses de todo un país. Así ha sucedido con el insostenible parque de centrales de gas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón, además las previsiones indican que el carbón será la fuente energética del futuro. Y a pesar de que algunos, como Greenpeace aleguen que la calidad del carbón leonés no es buena, es todo lo contrario, es menos contaminante que muchos de los procedentes del extranjero (contiene muchas menos impurezas) y tiene mayor poder calorífico, con lo que a menos cantidad quemada más energía producida

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón, además las previsiones indican que el carbón será la fuente energética del futuro. Y a pesar de que algunos, como Greenpeace, aleguen que la calidad del carbón leonés no es buena, es todo lo contrario, es menos contaminante que muchos de los procedentes del extranjero (contiene muchas menos impurezas) y tiene mayor poder calorífico, con lo que a menos cantidad quemada más energía producida