miércoles, 20 de diciembre de 2017

SER SEDE AUTONÓMICA

Son muchas las protestas por la pertenencia de León a la actual autonomía. Hay argumentos emotivos, que son respetables, pero discutibles, puesto que todos tenemos sentimientos y algunos se contraponen. Además hay argumentos históricos, también objeto de debate, puesto que hay líneas historiográficas que apoyan tesis encontradas. Al fin y al cabo la Historia tiene una parte que es interpretación y, en la medida en que lo sea, más susceptible de cuestión resulta. Sin embargo, sin negar la importancia de los anteriores, hay argumentos basados en los números. En este caso resultan menos discutibles. Hablábamos la semana pasada de la población ocupada, los trabajadores, que detecta la Encuesta de Población Activa del INE. Su evolución nos permite conocer una de las claves de la economía de los territorios. Habíamos tomado el periodo que va de 2000 a 2017, puesto que en los 20 años finales del Siglo pasado se había producido el proceso autonómico y la estabilización tras ese cambio político tardó en llegar. En estos últimos 17 años, más estables territorialmente, podemos distinguir 3 grupos de provincias. Por una parte están las autonomías uniprovinciales, cuya cifra de trabajadores ha crecido un 41.54%. Por otra parte están las provincias sede de las autonomías multiprovinciales, cuyo número de trabajadores ha crecido mucho menos: el 27.56%. Por último están las provincias sin sede autonómica, cuyo mercado laboral creció solo el 25.7%. Destaca así la evidencia de que la administración provincializada es más eficaz y redistributiva que la centralizada, frente a lo que dicen formaciones como Ciudadanos sin aportar cifra alguna. Los casos de desigualdad disparatada se aprecian en las autonomías multiprovinciales, como Castilla y León donde Palencia creció un 6.5% en el mismo periodo en que Segovia lo hacía en un 27,34%, como Andalucía donde Málaga añadía el 52.93% frente a Jaen, que solo lo hacía un 17,02%, o como Castilla-La Mancha donde conviven mal Albacete, con un avance del 11.82%, y Guadalajara con uno del 95,56%. La multiprovincialidad tal y como se concibió funciona mal y habría que revisar la estructura territorial porque los indicadores económicos así lo aconsejan. Por esa razón una reivindicación de autonomía leonesa está plenamente justificada por las cifras, pero no puede basarse ya en el mismo esquema de 1983. Las provincias leonesas, si algún día han de tener autonomía, deben organizarse con una estructura profundamente descentralizada en provincias o departamentos con presupuesto propio y capacidad de decisión. Ese debe ser el núcleo del debate de estado en León.

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