domingo, 10 de enero de 2010

Una Propuesta Estratégica para Zamora (II)

Para reforzar el carácter de nodo de actividades de Zamora hay que preparar su conurbación con Salamanca llenando los espacios entre ambas. Esto permitiría alcanzar los 256.000 habitantes en el área metropolitana resultante: un núcleo de referencia para todo el centro-oeste peninsular. Medidas que contribuirían a lograrlo son el establecimiento de un metrotrén entre Santa Marta de Tormes, Salamanca y Zamora, la creación de un macropolígono industrial entre Zamora y Salamanca, y el aumento de las frecuencias de los medios de comunicación entre ambas ciudades. También sería necesario realizar una política turística común con Salamanca, lo que contribuiría al aumento de las pernoctaciones hoteleras. Por último, el adoptar algunos objetivos estratégicos comunes podría facilitar la toma en consideración de las autoridades de las posibilidades que dará la pretendida conurbación.
La integración de Zamora en un corredor logístico permitiría a la ciudad representar un relevante papel económico que ahora no tiene. La potenciación de la línea Gijón-Sevilla es la solución óptima porque conecta nodos cada 90 kms -como máximo- en el tramo norte, engloba ciudades con mucha población (Sevilla es la cuarta en España) y no tiene grandes vacíos en el itinerario. Además esta ruta puede soportar autovía y ferrocarril (hoy cerrado, pero recuperable), y desempeñará un papel en las comunicaciones por el que no puede competir ninguna otra vía en España. Para Zamora es la mejor opción, pero para lanzarla hay que concluir la Autovía de la Plata lo antes posible. Además presenta ramales a Madrid, Lisboa, Oporto, Aveiro, Vigo y La Coruña, por lo que se configurará como la línea medular del oeste ibérico. Su potencial es abrumador.
Por su parte, la raya de Portugal ha sido el mayor factor de subdesarrollo económico de Zamora. Es la provincia que más sufre su efecto aislante al quedar justo en el ángulo que traza la frontera. Hay que romper esa línea de estanqueidad económica. Se debe sopesar que el vecino Tras os Montes, con un 20% menos de superficie que Zamora, tiene 20.000 habitantes más y que la región norte de Portugal reúne en conjunto 3.750.000 habitantes con sólo el doble de superficie que Zamora. La oportunidad para los intercambios de todo tipo no puede ser más evidente. Es necesario abrir las rutas mayores (Quintanilha, Rio de Onor y Miranda) con viales de gran capacidad, acercar los núcleos urbanos, interconectar las decenas de vías secundarias cercanas a la frontera y acometer contactos de colaboración creciente por ambos bordes de la raya.
Por último habría que preparar Zamora para poder “venderla” sobre el papel y en la realidad dándole una cierta orientación. Hay que hacerla perceptible como única o peculiar (“Zamora, ciudad románica” por ejemplo) y unir su oferta a la de Salamanca (“ciudad universitaria”), aunque manteniendo la propia identidad. Zamora no puede ni debe ser un barrio de Salamanca. Hay que mejorar en algún aspecto la oferta de la ciudad del Tormes y completar con ella un paquete global aportando un plus de atracción. En este sentido la realización de acciones de comárketing con Salamanca puede abrir ese camino. Asimismo la redacción y puesta en marcha de un plan estratégico de Zamora vendría a completar ésta y las anteriores líneas de acción expuestas en el presente escrito.
En resumen, Zamora provincia puede salir de la atonía económica, pero ha de partir de la premisa de que la capital tiene que actuar como pivote sobre el que relanzar el territorio. La integración en su área económica, cuyo centro es Salamanca, y la capitalización del trabajo desarrollado en cuatro grandes líneas estratégicas –aquí expuestas- puede situar a los zamoranos en un escalón superior de prosperidad y desarrollo.

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