miércoles, 12 de octubre de 2011

Autonomías y Cajas de Ahorro

Hace unos días el Banco de España se ha visto obligado a intervenir tres de las nuevas cajas resultantes de fusiones: Unnim, Catalunya Caixa y Novacaixa. Se da el caso de que en el proceso de formación de todas ellas los gobiernos autonómicos de sus territorios han tenido un papel decisivo por evitar posibles alianzas con entidades de otras regiones. De esta manera se han evitado fusiones que podrían haber salvado a estas entidades y, con ello, no habrían costado dinero a las arcas públicas, es decir, a todos los españoles. Por esa razón cabe preguntar si los señores Feijoo, Montilla y Mas no van a asumir responsabilidad alguna por sus errores, que van a costar a los españoles varios miles de millones de euros en créditos de dudoso cobro.
Pero no son estos los únicos casos de intervención de autonomías y políticos que han atentado contra el bien común. Las cajas están, en general, embarradas en créditos temerarios e inversiones desastrosas por la presencia de políticos en sus consejos. En cuanto este colectivo desembarcó en la dirección de las entidades la gestión profesional empezó a decaer.
El caso de Caja España no dista mucho de los anteriormente citados, aunque el final no haya sido la intervención estatal. La Junta de Castilla y León se opuso desde un primer momento a una fusión con entidades de fuera de la autonomía, exactamente igual que Feijoo en Galicia. Eso llevó a la fusión con Caja Duero, que resultó estar tan mal como la empresa leonesa. No contentos con eso, en la Junta pretendían que el resto de cajas, que estaban en similares condiciones, se fusionasen con las dos grandes. ¿Se imaginan el papelón de una intervención del Banco de España sobre una macrocaja de Castilla y León?
Finalmente, Caja España-Duero ha tenido que negociar de mala manera su literal absorción por una caja de Málaga para no ser intervenida por el banco central. Había alternativas al principio para salir mejor de la situación, como la de Caja Astur, pero el empecinamiento de la Junta ha concluido en dejar a León sin sedes bancarias. Quienes tanto hablaron del famoso “músculo financiero” deberían asumir responsabilidades.

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