jueves, 29 de marzo de 2012

El Agua de Riaño

Parece que el año hidrológico en León se encamina hacia marcas mínimas debido a la falta de precipitaciones. Nuestros embalses, y digo “nuestros” con plena conciencia porque se hicieron en nuestro territorio, con el sacrificio de nuestros paisanos y la ruina de varios valles de montaña, así como con el práctico desahucio de sus comarcas, y digo, insisto, “nuestros embalses” porque supusieron una merma en las rentas de los leoneses durante muchos años y también le digo “nuestros” a esos embalses porque se nos vendieron como una inversión a largo plazo en el futuro de León; digo que nuestros embalses están casi vacíos en varios casos.
El agua se ha convertido en un factor estratégico para el desarrollo de los regadíos. Esas grandes áreas cultivadas en León deben estar cerca de las zonas sacrificadas por una pura cuestión de justicia, de honestidad y de compromiso con la palabra dada. Sin embargo ahora vienen señores no ya de otras provincias, sino de las cuencas de otros ríos reivindicando no se qué derechos frente a los leoneses; agricultores que miran por sus intereses, lo que está bien, pero al coste que sea, lo que está mal. No todo vale para defender lo propio.
León tiene la fortuna de situarse en el punto de mayor emergencia de aguas dulces del interior peninsular. Eso ha servido para destruir, anegados por las aguas, algunos de sus mejores valles y para concentrar también las mayores superficies de regadío de la piel de toro. Por esa razón cualquier argumento ajeno debe ser combatido, matizado, rebatido o respondido sistemáticamente. Si los propios leoneses y sus autoridades no tienen claras las ventajas competitivas de esta tierra y no las hacen valer mal futuro nos espera. No lo permitamos.

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