Aprovechando la preparación de una ruta de arquitectura tradicional que la asociación Promonumenta me ha pedido, he estado en el valle de Balboa. Se trata de uno de los tres que, como un árbol se disgregan a partir de la Vega de Valcárcel: Balboa, Valcárcel y Barjas.
Es la zona que más pallozas originales y restos de ellas presenta en la provincia y, quizás, en todo el país. Es de una gran belleza paisajística y de una hospitalidad, según mi experiencia, excelente.
Había estado hace unos diez años y tengo que decir con dolor que las cosas han cambiado, pero mucho menos de lo esperable. El acceso al valle se realiza por una carretera estrecha y a los pueblos por pistas asfaltadas.
No es posible prestar servicios básicos razonables en estas condiciones. Se puede argumentar que las necesidades son muchas en todo León y que Balboa requiere más de lo que se le puede dar, pero hay un elemento diferencial con otras zonas. Balboa dispone de recursos turístico-patrimoniales de los que muchas otras comarcas no presentan, es decir, puede producir retornos económicos que contribuyan a financiar su desarrollo. Cada palloza, de grandes dimensiones, es como un templo de madera. Son piezas de importante perímetro con armadura de vigas ciclópeas de castaño.
La inversión en Balboa produciría retornos abundantes, ya que está muy cerca desde la autovía. El número de pallozas es importante aún y sus propietarios las tiran porque ni existe ayuda ni pueden explotarlas de alguna manera con los accesos que ahora tienen. Si hubiese alternativas las conservarían.
Un plan a medida, de la Diputación, centrado aquí debería ser prioritario. Es necesario ofrecer productos concretos como Balboa, Babia, Valdeón o Cabrera en el campo turístico leonés. No podemos seguir perdiéndonos en vaguedades y acciones dispersas.
Balboa es un lugar recomendable para todos. Os pongo un par de instantáneas del viaje de ayer.
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