jueves, 24 de noviembre de 2011

Un Balance Electoral Pendiente

Las elecciones generales del domingo han proporcionado unos resultados tan nítidos en las tendencias de los partidos y los territorios que las conclusiones se han decantado sin dar lugar a demasiado debate. El PP ganó por mayoría absoluta gracias al medio millón de nuevos votos que incorporó. El PSOE se desplomó perdiendo cuatro millones trescientos mil votos, lo que supuso una catástrofe electoral en todos los territorios. UPyD subió más que nadie. IU volvió a significar algo. AMAIUR dio la campanada. CIU resultó reforzado a pesar de los recortes del gobierno catalán. El PNV salió trastabillado de su liza con los exterroristas. En general, el panorama político se ha fragmentado, lo que indica desorientación, descontento o ambas cosas.
Sin embargo, frente a estas contundentes conclusiones se ha pasado de puntillas por otra que, para mí, ha sido la más llamativa porque podría exigir un cambio constitucional a corto o medio plazo. Se trata de la sonada respuesta de los españoles al senado. De entrada hay 170.000 ciudadanos que decidieron votar al congreso, pero que no depositaron su papeleta al senado. Más llamativo es el voto nulo que si, al congreso apenas rebasó los 300.000 votos, en el senado, pásmense, supuso 900.000. Pero lo más escandaloso se cifra en los votos blancos que totalizaron 1.260.000, una cifra asombrosa que es el tercer grupo de voto. En total dos millones trescientas cuarenta mil personas expresaron así su rechazo al senado y a sus candidaturas, algo que debe hacer pensar al nuevo gobierno sobre la necesidad de una reforma de la cámara si no en su supresión. No olvidemos este importante resultado.

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