miércoles, 2 de marzo de 2011

Crisis y Reforma Municipal

La pasada semana tuvo lugar una recepción de los representantes de los municipios en el parlamento autonómico. En la misma las autoridades del ente manifestaron su interés en la mayor financiación de estas instituciones para dotarlas de suficiencia. También expresaron el respeto a las decisiones de los ayuntamientos y la inhibición frente a una reducción de éstos mediante su concentración. Tal afirmación choca frontalmente con la situación económica del país en su conjunto y con la incomprensible irracionalidad municipal que persiste en esta autonomía.
Llegan noticias de que las obras en autovías de toda España se están deteniendo por la imposibilidad de pagar a las constructoras en el plazo previsto. Las obras del AVE se ralentizan, alargando sus plazos, de manera que tramos relativamente avanzados han retrasado su entrada en servicio. Todas las administraciones reducen sus inversiones y las pocas que se acometen es a costa de generar deuda. En otras palabras, la caída de recaudación por la crisis es aguda y apenas se pueden afrontar pequeñas obras, pero no hay reforma de la administración.
Castilla y León reúne más de 2000 municipios de los casi 8200 de España: la cuarta parte. Por otro lado, la autonomía cuenta con dos millones y medio de habitantes sobre los cuarenta y seis del estado, es decir, poco más del 5%. En consecuencia vivimos en una autonomía con más de dos millares de municipios, que permanecen en muchos casos casi deshabitados y, a causa de ello, inoperantes para prestar los servicios a que obliga la ley.
En los momentos difíciles que atraviesan las finanzas públicas oponerse a una optimización del gasto municipal mediante la racionalización -mucho más en Castilla y en León- resulta poco comprensible. En conclusión, rehuir el estudio de una concentración municipal en el grave trance que atraviesa el país, cuando en toda Europa se aplicó en los últimos años, no encuentra justificación. El gobierno autonómico y la diputación leonesa deberían acometer esta cuestión sin demora. De lo contrario podríamos encontrarnos ante una fusión irresponsablemente sobrevenida, impuesta desde Madrid.

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