miércoles, 23 de marzo de 2011

Nucleares y Costes

El accidente en la central nuclear de Fukushima ha despertado muchos recelos en la opinión pública sobre esta fuente de energía. Sin embargo los efectos de los accidentes de estas plantas sobre la economía general eran de sobra conocidos. El grupo de presión pronuclear se ha apresurado a argumentar que no es el momento de debatir la conveniencia de estas centrales porque hay que evitar posturas apasionadas. Por el contrario, somos otros los que creemos que es ahora precisamente cuando hay que hablar de las desventajas de la energía nuclear.
No se puede esperar a otro momento para discutirlo porque lo que invalida esta alternativa es precisamente los efectos de sus fallos. Las consecuencias de un accidente en una central nuclear en nada se parecen a los inducidos por cualquier otra fuente de energía. Los costes que suponen las medidas precautorias cuando se produce un fallo exceden cualquier otro elemento de comparación. Son esos costes precisamente los que hay que imputar al kilovatio nuclear y que nunca se le atribuyen, así como los de la gestión de sus residuos durante varios siglos.
Lo que ha consumido la central de Fukushima en evacuaciones, contaminación, alarma social, equipos de intervención urgente, … es una cantidad de recursos gigantesca que no se hubiese destruido de no haber sido atómica. Por lo tanto es un coste directo que hay que ligar a los kilovatios producidos. Eso por no hablar de los riesgos personales, que son incuantificables en términos económicos.
En consecuencia las centrales nucleares sólo pueden ser interesantes en una situación de cero fallos, lo que es imposible. Ese es el mensaje que el grupo pronuclear quiere evitar, eludiendo un debate que es ahora imprescindible y oportuno porque las centrales no sólo funcionan bien; también fallan. Además los países sufren guerras, caen en depresiones económicas, etc. ¿Quién garantiza el correcto mantenimiento? ¿Quién pone el límite de riqueza en que un país puede construir o no estas plantas? ¿Cómo se valoran los riesgos futuros de un país ante las catástrofes nucleares? Eso es el debate ahora porque estamos ante ese escenario.

2 comentarios:

Alfonso Mielgo dijo...

Discrepo totalmente.
Si ante el apocalipsis (terremoto de nivel máximo + tsunami)no ha habido accidente de una central de 40 años, ¿qué más tiene que demostrar la nuclear?... a mi me parece más nocivo comerme las manzanas de Congosto cuando la térmica escupe azufre.
¿Cuál es la alternativa?, la solar a día de hoy no (se ha pillado a gente enganchando generadores de gasoil a la red de su huerto solar para obtener más prima), la eólica tampoco (además, tienen prioridad las cagadas de urogallo que las personas)... la hidroeléctrica podría, pero cada vez hay menos agua y no pasan el "impacto ambiental"... sólo nos quedan las fósiles, que contaminan mucho y dependemos totalmente del exterior.
El hidrógeno, las algas, la biomasa, geotérmica, biocombustibles, maremotriz, nuclear de fisión... no parece que estén disponibles en un corto espacio de tiempo... al menos de una manera rentable.

Cisastur dijo...

Y como no se ve una alternativa rentable a corto plazo nos tiramos al tren. No me parece la solución. Ni la nuclear es tan barata, como se acaba de demostrar puesto que todos los costes de Fukushima son imputables a esta energía, ni el resto tan poco rentables.
Las mejoras de eficiencia en solar y eólica harán que sean competitivas en menos de 10 años, pero hay que invertir para desarrolar esas tecnologías.
Por otro lado, la producción energética ha de depender de un mix de energías, no de una, y de políticas de ahorro y eficiencia, que deben aportar descensos reales en el consumo.