jueves, 19 de marzo de 2009

El Nobel Apocalíptico

Durante los últimos días hemos venido escuchando más informaciones sobre la crisis. Se ha puesto el foco sobre las declaraciones del premio Nobel Paul Krugman. Este profesor vino a decir que a España le espera una aguda depresión con desplome de precios, salarios, empleo y una duración de al menos 7 años (como las plagas bíblicas).
He seguido con interés los artículos de Krugman en El País desde antes de su premio. Este profesor norteamericano se ha mostrado como un agudo analista de la economía estadounidense y ha brillado por su desinhibición y su desparpajo. Además, también acertaba en alguna de sus predicciones, lo que viniendo de un economista tiene su mérito.
Sin embargo suscita rechazo el papel desempeñado en España esta semana. Lo provoca por varias causas:
1-Krugman sabe 4 cosas de España, como se aprecia rascando en sus comentarios. Así no se puede venir a echar sermones.
2-Cuando se viene a hablar con la autoridad que aporta un premio Nobel hay que ser prudente y Krugman ha sido muchas cosas, pero eso no.
3-No hay una sola persona en la tierra que pueda hacer prospectiva económica acertada a un plazo superior a 6 meses (y eso siendo generosa mi estimación) en el escenario actual, porque están sucediendo cosas relevantes a un ritmo vertiginoso. Todos los cálculos econométricos se basan en hacer proyecciones, es decir, en trazar líneas continuas sobre gráficos. Actualmente no es posible acertar las predicciones con estos métodos porque se producen sucesos que causan discontinuidad.
4-Los económetras han demostrado en esta crisis su total inoperancia para la predicción. Los más acertados preveían el estallido de una burbuja, pero ni uno consiguió anticipar el momento de su estallido.
5-Si hubiera un poco de vergüenza torera (que, como es evidente, hay más bien poca), el gremio económico estaría más callado. Así, gente como Krugman se evitaría pasar de autoridad (que ya lo tenía ganado) a bocazas o a figura del divismo, que es en el pedestal en que se ha colocado de momento.
En definitiva, que no es para tanto porque, sencillamente, no se puede saber nada de lo que pasará más allá de este semestre.
Lo que sí sabemos es que las cifras de descenso de empleo (que no de aumento del paro, que es otro parámetro distinto) se van a seguir acelerando hasta junio, que fue cuando se dio inicio la caída de cotizantes a la seguridad social el año pasado. Para entonces calculo que acumularemos una caída de más de 1,6 millones de empleados respecto a junio de 2008. A partir de ahí se estancará esa brecha y quizás en el último trimestre descienda un poco ese diferencial. Sin embargo dependemos del nivel de impacto que va a provocar el descenso de veraneantes con monedas ajenas al euro, especialmente los ingleses, que son los más numerosos y que más dinero nos dejan. Si viniesen muy pocos, la verdad, pintaría bastante mal.

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