miércoles, 29 de junio de 2011

Diputaciones y Cataplasmas

Fuentes del partido socialista están lanzando el debate sobre la eliminación de las diputaciones provinciales. Para justificarlo se argumenta una reducción de costes de la administración pública. Sin duda es necesario acometer la reorganización de las instituciones, pero empezar por las diputaciones provinciales no parece lo más adecuado.
España reúne más de ocho mil ayuntamientos frente a los menos de cuatrocientos que tiene, por ejemplo, el Reino Unido ¿A quién favorece? España cuenta con autonomías multiprovinciales, que han creado su propia estructura en cada provincia. ¿Para qué si ya existía la diputación? El gobierno central mantiene personal en ministerios cuyas competencias están transferidas. ¿Con qué fin? Sin embargo algunos dicen que la reforma más perentoria es liquidar las diputaciones.
Lo cierto es que las autonomías que han seguido el modelo uniprovincial presentan los datos de evolución del empleo más favorables del país. Por el contrario en las autonomías multiprovinciales más grandes se producen los casos de gestión más ineficiente y la mayor divergencia en el progreso entre provincias. Dicotomías económicas como Zamora/Valladolid, Toledo/Cuenca o Cádiz/Almería son un ejemplo de lo que nunca debiera admitirse en una administración territorial por su manifiesta injusticia. En otras palabras, el modelo de gestión provincializada, el de las diputaciones, se ha demostrado más eficiente que el multiprovincial, mal gestionado y asumido por funcionarios y políticos que desconocen el territorio.
Hay quien dice que las diputaciones reproducen esquemas caciquiles en sus órganos de gobierno; pues cámbiese el sistema electivo y resuélvase. El modelo no puede ser precisamente el de los delegados territoriales, puestos a dedo. Se podría admitir incluso que las diputaciones quedasen con un perfil técnico, de gestión, pues resulta imprescindible mantener un órgano especialista de cada provincia. En todo caso no son las diputaciones las instituciones más problemáticas de este país, aunque sirvan para desviar la atención de aquéllas donde de verdad se apelotonan los cargos políticos de los partidos.

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