sábado, 28 de junio de 2008

Fallido Plan del Carbón

En los próximos meses los municipios mineros van a recibir una nueva oleada de fondos, la tercera, del Plan del Carbón. A la vista de los resultados podemos afirmar que una buena parte de las anteriores remesas se distribuyó sin criterio de eficacia alguno. Se podrían realizar muchas valoraciones, pero la medida más objetiva es el asentamiento de población que estas obras han producido o afianzado. Los resultados, con la salvedad de los obtenidos en Ponferrada, no pueden ser más desalentadores. No existe proporción alguna entre la inversión y la actividad económica inducida hasta hoy. Los censos de la zona minera leonesa se derrumban. Villablino podría tener ya una población real por debajo de la de Astorga. La pérdida de peso de Fabero y de Vega de Espinareda es clamorosa. La expectativa de la cuenca alta del Bernesga no es mejor. Las causas de este lamentable escenario son la tardanza en la ejecución de las inversiones previstas en el Plan, la falta de implicación efectiva del gobierno del Estado, la indiferencia de la Junta de Castilla y León -que ha detraido sus recursos olvidando el principio de adicionalidad- y la falta de visión global que los negociadores locales han demostrado.
La considerable partida que las cuencas han recibido constituía una oportunidad para acometer obras singulares. Mirar a Laciana, Babia o Ribas del Sil en busca de atracción industrial es referirse a áreas marginales. Sin embargo, cualquier lugar es susceptible de ganar cierta relevancia. Todo se reduce a una cuestión de gasto. En este caso los costes no habrían sido el mayor de los obstáculos. Llega, pues, una nueva ocasión con la tercera fase del Plan. Hace falta creatividad, romper los apriorismos y ser ambiciosos. No se debería permitir que, una vez más, un paquete inversor excepcional se pierda en mil y una obrinas irrelevantes para el futuro de estas comarcas. Aquí se vierten algunas ideas. Es esencial convertir el corredor Ponferrada-Villablino en un eje de comunicaciones interregional para que tenga valor estratégico. Para ello se debería construir un túnel por debajo de Leitariegos, que lleve hasta Cangas. Habría que ejecutar, después, un segundo túnel que una la ronda sur de Ponferrada -que alguien tendrá que planificar- hasta La Cabrera, por debajo de la Guiana. Éste enlazaría con un nuevo túnel entre Silván y La Baña, que, a su vez, debería continuar con otro que llevase a Sanabria y a la autovía Rías Bajas. La línea Puebla-La Baña-Ponferrada-Villablino-Cangas del Narcea y su entorno se verían muy reforzados, y su atractivo multiplicado. Si Cantabria forjó una vía rápida en La Hermida, Cangas de Narcea se abrió al mar y Langreo perforó los montes hacia Oviedo ¿por qué no intentamos resolver así nuestros problemas de aislamiento?

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