lunes, 9 de junio de 2008

Televisión y Deporte Autóctono

El desarrollo de las emisoras locales, al que hemos asistido últimamente, ha situado su número en tres. Tres canales para satisfacer la curiosidad de los leoneses debieran significar una cobertura notable de los puntos de atención más diferencialmente nuestros. A pesar de ello ha quedado claro que una televisión local no es, necesariamente, una televisión autóctona. No se trata de que la parrilla que presentan estas empresas no incluya actualmente programas de producción propia, sino de que la oferta esperable debería adoptar una orientación informativa adecuada a nuestra óptica. Tal espectativa no se ha visto satisfecha totalmente. La programación de nuestras teles podría ser, en general, la de cualquier otro lugar. El caso del deporte es un ejemplo de esta carencia. En nuestro territorio, al que estos medios llegan ya a través de las ondas, existen al menos dos deportes de una entidad notable: los bolos leoneses y los aluches. La ausencia de retransmisiones de estos juegos resulta llamativa cuando -sobre todo la lucha- concitan el interés de miles de personas durante la temporada. La emisión de espacios dedicados a ambas disciplinas y la formación de comentaristas expertos en su explicación brilla por su ausencia. Resulta aún más inexplicable cuando se constata que estos deportes apenas compiten con los mayoritarios: balonmano, baloncesto o fútbol.

Podría argumentarse que estas competiciones no atraen el interés de los televidentes. Sin embargo, cualquiera que conozca, por ejemplo, la emisión televisiva local en Cantabria lo dudará. En la vecina Comunidad Autónoma la extensión de los espacios de bolos cántabros y de regatas de traineras es considerable. El nivel de audiencia es alto porque la calidad de las emisiones ha alcanzado un buen nivel. Existen comentaristas diestros en estas disciplinas. Medios y federaciones deportivas, a la par, han conseguido unos grados de seguimiento público que dejan pequeños los de otros deportes y otros medios.

Por todo esto desde la extensión de la cobertura en León -y la consiguiente multiplicación de televidentes potenciales-, la programación de deportes autóctonos y el desarrollo de una línea de producción de espacios de ese tipo ha cobrado sentido. Sólo falta que alguien se lance a su explotación y que los coordinadores de tales eventos deportivos los organicen con la dignidad necesaria para su repercusión televisiva.

Por otra parte, cualquier pasada experiencia negativa, no debiera servir como referencia. La sociedad leonesa está sufriendo profundos y rápidos cambios en sus hábitos y apetencias. Su evolución apunta hacia nuevos gustos. ¿Habrá audacia suficiente para que los leoneses podamos ver, al menos, resúmenes de la liga de aluches o de la de bolos en nuestros televisores?

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