viernes, 13 de febrero de 2009

Leonesismo e Ideología (1993)

A medida que distintas personas manifiestan públicamente sus opiniones sobre el leonesismo va quedándome el poso de lo que podrían llegar a ser certezas: 1-Abunda la carencia de una base ideológica sólida lejos de los tres tópicos habituales más propios de las barras de los bares que de una postura real de compromiso. 2-Parece existir un desconocimiento general del leonesismo y su significado confundiéndolo con un nuevo sistema de ideas. Por ambas razones pienso que es conveniente es conveniente deslindar y ordenar algunos conceptos que creo, son el meollo de la cuestión
La ideología He leído recientemente algo así como que las ideologías están “periclitadas”. Ese discurso es el que permite al gobernante hacer lo que le dé la gana según cambien los vientos, puesto que no tiene directriz alguna. Suele ser el lenguaje del populismo demagógico que hace de la coyuntura diaria su ley desconociendo el significado de la palabra “planificación”. Es evidente que, si bien el socialismo se encuentra en una fase de redefinición de conceptos, en general la gestión económica de los recursos públicos tiene un color claramente ideológico de uno u otro signo salvo en los populismos, que malgestionan el desorden. De hecho el planteamiento ideológico tiene sustantividad en tanto se traduce a la vida económica de los administrados en la rutina diaria. Podemos distinguir tres aspectos que definen la vertiente económica de la ideología:
-La participación y control del estado en la economía: la tendencia a la mínima intervención va ligada a la derecha ultraliberal. La máxima intervención es la del estado comunista. En el primer caso está Chile y en el segundo China. -La existencia de una rigidez variable en el marco legal: los países a la izquierda suelen presentar una gran rigidez en su marco legal frente a la total flexibilidad de los ultraliberales. En el primer caso estaría Japón y en el segundo Estados Unidos de América. -La intervención estatal para garantizar la redistribución de la riqueza hacia las capas sociales más desfavorecidas: mientras en el ultraliberalismo la intervención es nula, en el socialismo es total. El primer caso se corresponde con Bolivia y el segundo con Cuba. Como el lector podrá imaginar estas tres claves son aplicables a todos los niveles de la administración (ayuntamiento, diputación, comunidad autónoma o estado). De su interrelación nace todo el mapa político con sus distintos matices. En realidad hablamos de tres formas diferentes de planificar la administración pública. De todos modos la degradación de la vida política española permite que nos encontremos populistas dentro de partidos de todo signo ideológico.

El leonesismo El leonesismo es una actitud social reivindicativa que nada tiene de ideológico. El leonesismo no es en sí mismo una alternativa a los partidos políticos. Se basa en la existencia de una cultura, la leonesa, y por lo tanto de un pueblo, el leonés, que la sustenta consciente o inconscientemente, que esa es otra discusión. La existencia de un “hecho diferencial leonés” (que se puede conocer o desconocer, pero no cuestionar) y de unas diferencias socioeconómicas muy importantes (que en otra ocasión se podrían explicar) con nuestro entorno ha creado una conciencia de grupo. Esa conciencia ha llevado a algunos al compromiso con la defensa de los intereses de ese grupo, los leoneses.

La interconexión leonesismo-ideología El único andamiaje teórico serio elaborado para justificar la integración de León en esta autonomía era el del PCE. Los que lo compartimos entonces reconocemos hoy que era un modelo bienintencionado pero fallido. En definitiva los leonesistas creemos que es necesario un cierto grado de autogobierno en León para acometer la solución de problemas concretos y peculiares de aquí. El resto de los partidos han dado un espectáculo bochornoso de incoherencia, fontanería política y coyunturalismo. Hoy también lo da el PCE, incapaz de reelaborar sus fracasadas tesis. Los populismos no tienen que ser coherentes con nada. Su espectáculo es bochornoso permanentemente. La acogida de populistas como fuente de votos ha tomado carta de naturaleza en los partidos nacionales. Los partidos regionalistas leoneses han surgido de la incapacidad de la clase política para acercarse a la realidad civil, no del nacimiento de una ideología. La inconsistencia ideológica actual de un partido regionalista leonés es fruto de dos factores contrapuestos: -La tentación del populismo, que es su peor vicio, pero el más vigilado. -La realidad de un pluralismo ideológico interno, huérfano en el mapa político actual, que es sin embargo su principal activo al demostrarse que León como cultura aglutina por encima de ideologías. Por este pluralismo se parecen mucho más a coaliciones donde la discusión madura las decisiones. Ese precepto no es una guía ideológica. Se trata de variar una realidad administrativa, y por ello transitoria, inadecuada (la Junta de Castilla y León) desde el movimiento civil puesto que los partidos políticos han abandonado la defensa de los intereses de los leoneses por intereses de poder.
La complicada singladura de partidos como los leonesistas en sus primeras fases nace de la dificultad de conciliar tendencias a veces divergentes. Sin embargo para quienes queremos correr el riesgo de acertar o de confundirnos y, sobre todo, de participar, las coaliciones leonesistas (con sus coloridos y miserias) son hoy por hoy la única posibilidad de madurar a medio plazo una alternativa capaz de acometer el primer objetivo común de los leoneses: la solución de nuestros problemas desde nuestra región, León. Si a esto le sumamos que el proceso autonómico español ha estado trufado de irregularidades legales y de actuaciones de dudosa legitimidad (casos de León, Segovia, Almería, Jaen, etc) nos explicaremos la realidad que justifica el leonesismo.
Con todo es perfectamente explicable la reticencia de muchos leoneses leonesistas a integrarse en coaliciones leonesistas ya que son formaciones víctimas a veces de su propia bisoñez y también por el profundo descrédito que supone actualmente sentarse al lado de los políticos y salir en las fotos de la prensa a su lado. Por último sólo me queda una reflexión: la madurez es siempre un estado que se alcanza con el tiempo. León es un valor permanente y la Junta de Castilla y León es un suceso coyuntural no reconocido por el común como leonés. Con estos dos elementos cada uno que saque sus conclusiones.

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