sábado, 20 de octubre de 2007

Grajal y Sahagún

Acaba de hacerse público el abandono por parte de un grupo monástico de la que, hasta ahora, había sido su sede en Grajal de Campos. El edificio que habitaban se encuentra al borde de la ruina. La falta de mantenimiento de este caserón ha venido a determinar el final de su existencia.

Como este antiguo inmueble, son varios los que se integran en el casco urbano de Grajal; algunos de ellos con reconocimiento oficial de su valor monumental, lo que no ha impedido su degradación hasta casi la ruina. El efecto del desinterés de las instituciones se ve acrecentado por la quietud de una población que asiste pasivamente a la desintegración de su patrimonio histórico.

El conjunto monumental de Grajal es, sin duda, el más importante del oriente leonés, en la misma medida que el de Villafranca del Bierzo lo es del occidente. En ambos casos se trata de lugares cercanos a las cabeceras comarcales y es posible que en esta circunstancia resida parte de las causas de su inexplicable abandono.

No hace mucho dediqué un artículo a Sahagún por el lamentable estado de La Peregrina. No queda más remedio que invocar ahora su atención sobre el vecino núcleo de Grajal, débilmente poblado, que constituye el centro de mayor atractivo arquitectónico del área.

La población facundina ha de comprender que sus posibilidades de recuperación socioeconómica son escasas si la comarca pierde población y patrimonio. El Páramo de Payuelo se encuentra en una encrucijada en la que o puede recuperar parte de la relevancia perdida, o puede caer hasta la desertización casi absoluta. Sahagún podría quedar reducido a la triste condición de irrelevancia de Boñar o de Carrizo de la Ribera, ejemplos de decadencia por una falta de compromiso de los vecinos.

Afortunadamente Sahagún y su comarca aún tienen solución, pero por poco tiempo. De las estrategias que se marquen desde esa cabecera depende el futuro. Si hay capacidad para poner en valor los recursos que ya existen y transmitir el carácter peculiar de la zona, se puede despertar el interés de futuros visitantes, pobladores e inversores.

En cualquier proyecto de reactivación, Grajal de Campos -un pueblo, por cierto, que no se ajusta al perfil de Tierra de Campos- es una pieza imprescindible. Sahagún necesita un gran objetivo que movilice energías locales y que atraiga, en primera instancia, la atención de los medios de comunicación. Abordar un programa de recuperación integral del patrimonio de Grajal y Sahagún en torno a otra meta, completamente nueva e innovadora, sería el motor idóneo para salvar al mismo tiempo el patrimonio, la autoestima y el futuro de los parameses.

Las vías de comunicación han dejado de ser un obstáculo para crecer. Creatividad y tradición juntas han de servir para liberar las energías ocultas del país.

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