martes, 2 de octubre de 2007

Homenajes y Oportunidades

El pasado fin de semana tuvo lugar un nuevo encuentro de la Asociación Gastronómica Región Leonesa. El lugar de reunión fue el Restaurante Luniega, primero visitado en la capital. La ocasión sirvió para homenajear a personas que, con su apoyo, han arropado los primeros pasos de la agrupación. El crítico gastronómico Marcelino Cuevas, la diseñadora Cristina García y la bodega Viñedos y Bodegas Dominio de Tares S.A., en la persona de su consejero delegado, fueron nombrados Miembros de Honor de la Asociación.

Luniega es un local que viene a demostrar cómo la panoplia gastronómica leonesa es un arma comercial de primer orden. Una cocina excelente basada en la morcilla de León, la patata “repuntia”, la lengua ahumada, el queso de cabra, los pimientos de Fresno, los Ronchitos, los puerros de Sahagún, la carne de vacuno leonés, el queso de Valdeón, las nueces, la pera conferencia del Bierzo, el yogur de Coladilla o el aguardiente abrumó a los comensales por su creatividad y matización. Se trata de un interesante camino que el gremio de restauración de nuestra región debe explotar por su enormes posibilidades ante una variedad de materias primas sin comparación en la mayor parte de la Península.

En este punto es necesario recordar que esta Región reúne un conjunto gastronómico de singularidad sobresaliente. Crear una imagen de marca poderosa en torno a ese grupo de viandas –muchas de ellas aún sin protección geográfica, como la morcilla de León o las mollejas de vacuno- es una herramienta fundamental para la creación de riqueza en nuestras comarcas. La Diputación viene haciendo una labor excelente en esa línea, pero hay que hacer incluso más hincapié en ese tajo que tantos puestos de trabajo puede crear.

La jornada sirvió también para conocer un nuevo vino, de próxima comercialización, de la mano de las bodegas Dominio de Tares. Se trata del primer prieto picudo, procedente de uvas de los Oteros, que comercializará esta casa y que asombró a los comensales. Las posibilidades de esta uva son incalculables, ya que, al igual que la mencía berciana, es capaz de producir espléndidos caldos, pero, al contrario que aquélla, no se ve limitada su producción por un reducido espacio físico. El área del prieto picudo es extensa y puede producir muchos cientos de miles de botellas al año.

En este sentido es prioritario reclamar a los propietarios de viñedos que conserven las cepas más antiguas, un auténtico tesoro cuyo valor no ha sido reclamado hasta nuestros días. Sin cepas antiguas no es posible hacer vinos de calidad. También es clave atraer nuevos y experimentados viticultores de áreas donde el conocimiento enológico esté muy asentado. Sólo así se podrá acceder a un aprendizaje rápido de las técnicas para elaborar vinos excepcionales.

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