miércoles, 24 de octubre de 2007

León y la EPA

Se ha dado a conocer la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año. Como cada uno de los años anteriores, procedemos a revisar las tablas que, desplegadas desde el año 1981, muestran la evolución del empleo en las provincias españolas. Esto nos da una amplia perspectiva de cómo evoluciona León en el marco de su entorno cercano, del noroeste, de la Autonomía, de las provincias sin sede autonómica, de las que son sede y de España en general. Se trata de seis tablas que, a pesar de los cambios de metodología de la EPA, dan una perspectiva muy completa de la evolución del empleo y, por ende, de la economía de cada zona.

En primer lugar, destaca que 2005 ha sido un año histórico para el empleo en España, que rebasó los diecinueve millones de puestos de trabajo, cuando en 2000 registraba cuatro millones y medio menos. Ese 31% de aumento se ha repartido de manera desigual.

La provincia de León recuperó los guarismos del año 1981, con más de 188.000 empleos. La cifra de este año era especialmente importante para nosotros, debido a que el año pasado se apreciaron síntomas de desaceleración del proceso expansivo que se inició en 1999-2000. Un mal guarismo hubiese confirmado estos temores, pero, por el contrario, el publicado supone un buen dato. Con ello la Región parece abandonar los puestos de cola de la tabla y avanzar hacia la zona media.

De las siete provincias que lindan con la de León, Asturias y Palencia evolucionan algo mejor, y Cantabria pasa a convertirse en uno de los motores de crecimiento en el norte, con un avance del 35% desde 2000. Lugo y Orense ocupan el fondo de esta tabla y de la de España, lo que constituye una rémora para que la economía de León llegue a niveles superiores. Los efectos negativos de la debilidad económica gallega, principalmente sobre El Bierzo, lastran de manera inevitable nuestro crecimiento. En resumen, resulta expresivo que el conjunto de las ocho provincias cuyo núcleo es León hayan crecido un 19%, lejos de ese 31% de la media española, desde 2000.

Una mirada sobre el noroeste, nos permite contemplar cómo la fachada atlántica muestra un ritmo irregular. Así como La Coruña crece algo más que León, Pontevedra lo hace menos.

Respecto a la Autonomía, parece que Burgos se confirma como la provincia que más crece, aunque evidenciando una conclusión preocupante: ninguna se acercó al incremento medio de España. Además Soria se asienta, junto a Lugo y Orense, en la cola.

En conclusión, la pérdida de peso del noroeste, del entorno de León y de la Autonomía respecto al resto de España es manifiesta. En sentido contrario, León ha abandonado los puestos finales del escalafón y nos encontramos ante un ciclo ascendente, aunque limitados por la vecindad de algunas provincias lindantes, en regresión.

Comentábamos en la última columna los valiosos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre. Con ellos se obtiene una visual del panorama económico leonés y de su entorno más próximo. Pasamos hoy a comparar León con otros marcos más generales.

Si observamos la evolución de las provincias donde se ubican las sedes autonómicas, llama la atención que han crecido sólo un poco más que la media española. Esto contrasta con los mismos datos entre el año 1990 y 2000, cuando las mismas crecían mucho más que el resto. Las causas de este cambio de tendencia hay que buscarlas en el diferente comportamiento registrado por la sedes multiprovinciales con respecto a las autonomías uniprovinciales.

Las primeras crecían enormemente a finales del Siglo XX, impulsadas por la centralización de las principales actividades territoriales. Una vez ha tenido lugar este proceso, dichas provincias han de avanzar mayoritariamente con sus propias capacidades. En tal circunstancia han perdido el ritmo del País. Así, las tres sedes autonómicas de peor trayectoria son Álava, Badajoz y Valladolid, todas ellas multiprovinciales. Además, Valladolid es la provincia con más necesidad de financiación pública por habitante de España.

En cambio, las autonomías uniprovinciales se encuentran en un momento fuertemente expansivo. Desde 2000 su oferta de empleo ha crecido en un 37%, frente al 31% de la media española. Una presumible causa es que se esté explotando la ventaja de una gestión más eficaz y descentralizada. Murcia, Mallorca y La Rioja, tres sedes autonómicas monoprovinciales –Mallorca en la práctica lo es-, presentan el mayor crecimiento.

En general, León está lejos de la zona más dinámica de España. Dicho territorio está constituido por las provincias de Alicante, Murcia, Málaga, Granada y Almería. Esta franja es una de las más expansivas de Europa, con un incremento de su mercado laboral superior al 40% desde el año 2000.

En el norte, frente al estancamiento del País Vasco (cuarta, décima y duodécima provincias por la cola), parece formarse una línea fuerte en torno a Cantabria y La Rioja, tierras con las que habría que estrechar lazos.

Es una conclusión inquietante que las provincias más pobladas absorban más, ya que su mercado de trabajo apunta un crecimiento mayor. Madrid supera el 15% del empleo español y Barcelona rebasa el 12%. Sólo la presencia de otras sedes autonómicas menores –Toledo, Las Palmas, Sevilla, Murcia, etc- frena esa desequilibradora tendencia.

En tales condiciones lo deseable para el noroeste español sería un reajuste territorial por el que León alcanzase la condición de sede autonómica. Esta herramienta administrativa contribuiría a moderar los negativos efectos de la atonía gallega sobre la economía de todo el área.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Pon un vínculo a la estadistica. POr que creo que te has cocido un poco para llegar a una conclusion simpatiquisima. Leon autonomia.