domingo, 14 de octubre de 2007

La Orquesta de León

Se asiste con estupor al debate que se ha desarrollado las últimas semanas entre el Ayuntamiento de León y la Orquesta Odón Alonso. Parece ser que la institución municipal pretende retirar las ayudas que ha venido facilitando a esta agrupación para garantizar su continuidad. La cuestión reclama el análisis, ya que este debate afecta a un aspecto esencial: cómo han de establecerse las relaciones entre sociedad e institución pública.

El Ayuntamiento leonés esgrime que la orquesta está constituida como asociación y que, en función de esto, debería cumplimentar una serie de trámites y justificaciones de sus gastos. Ante estas peticiones nada se puede objetar: las asociaciones están sujetas a una ley y su regularización establece dichas condiciones.

Dado que, según parece, la orquesta no ha satisfecho lo establecido por la normativa, las autoridades han hecho saber que retirarán las ayudas. Es en este punto donde llega la desmesura. Una cosa es que la orquesta no cumpla ciertos trámites burocráticos y que haya que pedir imperativamente que se cubran, y otra muy distinta es intentar inducir su desaparición. No existe proporción entre causa y efecto.

Hay que tener en cuenta que no toda actividad asociativa tiene la misma proyección. La Orquesta Odón Alonso ha llegado a conformar una agrupación asombrosa. Es insólito que un grupo de particulares, sin más vínculo inicial que la afición musical, sea capaz de constituir una orquesta que se encuentra al nivel de otras agrupaciones de carácter profesional. La actividad individual de los miembros se desarrolla gracias a recursos que están al margen de la Odón Alonso. Esta orquesta proporciona, como mucho, una propina a sus componentes después de decenas de ensayos y de conciertos.

La Orquesta Odón Alonso es una iniciativa espontánea, que no necesitó de las instituciones oficiales para iniciar su andadura. Se subvencionó por la labor social que ha desplegado. Gracias a la Odón Alonso la Provincia tiene más música clásica. Debido a su existencia son muchos los que pudieron asistir a un primer concierto de clásica en su vida, que marcaría sus aficiones posteriores. Por su actividad numerosos jóvenes pudieron participar en la compleja arquitectura de una orquesta de verdad, rompiendo una barrera que en muy pocos lugares se puede franquear. Gracias a la sinfónica, hay músicos de León en varias orquestas profesionales. A todo esto hay quien replica con que “faltan unos papeles”. Pues resuélvase sin estruendos. Hay medios ociosos en el Ayuntamiento para cubrir esto y más.

En conclusión, hasta que no se entienda que la administración está al servicio de la sociedad y no al contrario, no seremos capaces de aprovechar la abundante iniciativa individual. Además, en este caso a alguien se le ha ido la mano.

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