viernes, 14 de septiembre de 2007

Desde la Caverna

En una reciente sesión de las cortes autonómicas el Presidente de la Junta ha proferido un insulto hacia amplios sectores de la sociedad. El alto cargo motejó de “cavernarios”, que es algo así como primitivos, inferiores, iletrados o subnormales, a los que piensan que hay que plantear una consulta sobre el mapa autonómico de León.

En un primer impulso a cualquier persona cabal le aflora un réplica injuriosa. Sin embargo conviene contener la palabra: sería tanto como ponerse al mismo nivel en el debate. Las diferencias entre los que defienden el mapa autonómico actual y los que impulsan un cambio de la estructura territorial están a la vista. A los segundos les sobran las razones y a los otros, a falta de las mismas, les queda el insulto.

Conviene, en lo que a legitimidad democrática toca, recordar a sus señorías que los orígenes de esta cosa autónoma están trufados de pactos a espaldas de la voluntad popular. Resulta necesario rememorar que el pueblo leonés se manifestó a favor de su autonomía en las calles y medios de comunicación. Es imprescindible que se recupere para público conocimiento que las instituciones que mejor representan lo leonés manifestaron la conveniencia de revocar el proceso autonómico.

Sobre la interpretación de la preautonomía cabe extraer muchas conclusiones, pero todas en un sentido: se trató de un pacto al margen de León. Sobre ese montón de “argumentos” se erigen los que abominan ahora de una consulta popular. Los mismos que crean fundaciones para reinventar la historia y convertir la identidad en propaganda vienen a dar clases de urbanidad. ¡Cuánto atrevimiento y cuán poca mesura!

Del otro grupo mayoritario no se escuchó nada. Quizás la falta de liderazgo y los sueldos altos enmudezcan la razón y el sentido común. Una cámara autonómica, aunque deslegítimada por un origen espúreo, no puede ser tomada para una guerra de tomates y lechugas. Esa pretendida izquierda de principios laxos, declaraciones leonesistas prendidas del oportunismo y ausencia de proyecto ha tolerado lo intolerable en las instituciones en las que dice creer. ¿Dónde imaginan el límite entre la flexibilidad y los principios?

Y no es que el señor en el que se objetivó el insulto palidezca las farolas con su brillantez. No se puede decir que sea un ideólogo o un profundo conocedor de lo que defiende. Pero por la misma causa habría que cuestionar la calidad profesional en las zonas bajas de las listas de los dos grupos mayoritarios, procuradores cuya relevancia es notablemente más reducida que la del insultado.

Decía hace pocos días el autor intelectual de este ente, hablando de las víctimas del terrorismo: “cuando se construye sobre la falsedad y la manipulación las cosas vuelven a su cauce”. Poco hay que añadir. Peces Barba parecía afirmarlo muy seguro.

No hay comentarios: