lunes, 3 de septiembre de 2007

El Debate de San Glorio

Asistimos a un enconado debate sobre la conveniencia de emplazar una estación de esquí en la zona aledaña al Puerto de San Glorio. De un lado están los conservacionistas, que abogan por preservar el aislamiento del entorno natural del Valle de Lechada -donde se emplazaría la instalación- argumentando su alto valor ecológico. Por otra parte, están los que apoyan su construcción, encabezados por el equipo de la Diputación, que defienden la necesidad de crear alternativas locales para el crecimiento económico.

La discusión de fondo es trasladable a cualquier tramo del arco cantábrico de más de doscientos cincuenta kilómetros que nos envuelve por el norte y oeste. Por lo tanto la controversia afecta a cuestiones básicas para concebir un proyecto territorial leonés. Por eso, cuando se escuchan las argumentaciones, cabe preguntarse si se ha meditado adoptando una visión de conjunto.

Las tesis conservacionistas se basan en limitar la actividad humana a la ganadería extensiva en las zonas de montaña. Cualquier planteamiento con un impacto ambiental que se considere aparente es descartado por dichos grupos. En tal situación la mejora de las carreteras, la minería, las industrias, los aprovechamientos eléctricos fluviales, la explotación turística o la urbanización fuera de los núcleos tradicionales estarían limitadas.

Si se tiene en cuenta que, debido al aumento de renta de España en los últimos años, los ingresos producidos por la ganadería extensiva son mínimos, el contingente demográfico que se sostendría por estos medios sería minúsculo. En otras palabras, sostener unas pocas personas necesitaría de explotaciones con miles de hectáreas de pastos. Así los núcleos de montaña prácticamente se despoblarían lo que resulta inaceptable.

Por otra parte, si se da a los constructores libertad para diseñar una estación de esquí es probable que suframos un atentado desmesurado contra el entorno. Si no se pone límite a la promoción empresarial, que trabaja con el criterio dominante de beneficio económico, como es lógico, destrozará el entorno de San Glorio y Fuentes Carrionas.

Si algo resulta indiscutible es que nadie tiene autoridad moral para negar a los habitantes de la montaña su derecho a una prosperidad razonable. La clave es hacerla compatible con la preservación medioambiental de ciertas zonas.

En consecuencia la estación de esquí debería tener como premisa el aprovechamiento preferente de las infraestructuras y núcleos existentes, y su mejora. La urbanización a pie de pista debería ocupar zonas acotadas. Además el acceso al resto de Fuentes Carrionas debería estar estrechamente regulado y vigilado para que el impacto, aunque notorio, se concentrase en una zona delimitada. En definitiva, se debiera levantar la estación, pero con reglas estrictas.

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