domingo, 30 de septiembre de 2007

San Andrés y el Urbanismo

San Andrés del Rabanedo es uno de los municipios más pujantes de León. Su población se aproxima rápidamente a los 30.000 habitantes y, si no cambia la tendencia, en pocos años rebasará la dimensión de Aranda de Duero, Miranda de Ebro y Soria –en torno todas a los 35.000-, con lo que pasaría a ser la décima población de la Autonomía.

Sin embargo no parece que el ayuntamiento esté actuando de acuerdo con esta proyección. Observando la organización de este municipio se aprecia que la transición desde lo que fue una agrupación de núcleos rurales a lo que es un casco urbano en proceso de estructuración se está desarrollando de forma deficiente.

No existe una conexión eficaz entre las distintas partes del municipio. Las zonas primigenias, de arquitectura y urbanismo rural, se han ido mezclando desordenadamente con las áreas de construcción moderna. No existe política de conservación del patrimonio. No se resuelven los problemas de organización en el entorno de Párroco Pablo Díez. Muchas de las nuevas áreas urbanizadas sufren de infraestructura vial insuficiente y de carencia aparcamientos. En definitiva, la suburbialización de buena parte del municipio emerge en el horizonte de San Andrés.

En sentido contrario, una población apegada a los pueblos y fundamentalmente trabajadora, de orden, activa, joven y llena de niños palía este desnorte planificador en que permanece el municipio. San Andrés es una ciudad dormitorio en la que la gente recala por el moderado precio de la vivienda y los buenos servicios de transporte, pero a la que le falta un urbanismo atractivo capaz de centrar la vida familiar.

Son evidentes las necesidades. Un vial articulador, quizás de cuatro carriles, que una la glorieta de Pinilla con Párroco Pablo Díez -que podría ser la nueva calle Dulcinea- es perentorio. Es urgente dar una solución a la entrada y salida de la calle Limonar de Cuba, que ha pasado de ser tranquila zona residencial a cúmulo de servicios sin accesos dignos. Es inverosímil la carga de población que se acumula en la zona de la fábrica de sofás, sobre un trazado de calles que, en origen, servía a casas unifamiliares. Resulta extravagante el fondo de saco en que se está convirtiendo la nueva urbanización en la calle Constitución, sin que exista otra posibilidad de salida que esa misma calle.

No se trata de repasar todo el municipio, pero es inevitable temer por lo que pueda prepararse para el área vacía entre Azorín y la zona Lidl. Una planificación inadecuada podría condenar definitivamente la mejor zona de San Andrés.

Esperemos que los munícipes aborden la expansión de San Andrés con la ambición que, por ejemplo, se percibe en Villaquilambre. De ello depende que se fragüe un futuro de ciudad, de barrio dormitorio o de bolsa suburbial.

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