sábado, 1 de septiembre de 2007

Valdeón y la Diferencia

El 13 de Abril La Crónica incluía una entrevista con el Catedrático de Historia Medieval Julio Valdeón. La sección resultó especialmente interesante, ya que se trata de una de las personas que han dado sustentación ideológica a esta autonomía. De ello se deduce que sus respuestas guardan las claves argumentales del castellanismo.

Valdeón ha participado recientemente en algunas mesas redondas y, una vez escuchado, es inevitable percatarse de que hay dos afirmaciones que repite en sus alegatos. El primero hace referencia a la, según él, indiferenciación física de León y de Castilla. El segundo núcleo expositivo de Valdeón parece ser la pretendida fusión institucional entre León y Castilla desde 1230.

Se da el caso de que para rebatir ambos asertos no hace falta el academicismo. Las explicaciones más verosímiles, en sentido contrario, están o publicadas o son observables sobre el campo.

León es una región histórica de España, concepto que ha pervivido hasta la actualidad. Las regiones históricas son unidades que tuvieron una entidad política superior y propia en algún momento del pasado. En consecuencia, no siempre cuentan con una correspondencia en la geografía o en la antropología.

Sin embargo León es una región histórica con raíz antropológica y por tanto anclada en un territorio cultural. Éste quedó inscrito, a su vez, dentro de las fronteras del reino. Es en ese espacio originario donde se aprecian con facilidad las diferencias “físicas” que Valdeón no ve.

El catedrático cruza el Cea desde Valladolid y no percibe que los inexistentes bosques de la llanura terracampina menudean a partir de la ribera leonesa. El profesor no aprecia que entre Valladolid y Mayorga hay un solo río, pero de Mayorga a León, en menos kilómetros, hay cuatro, así como arroyos que superan el aforo de muchos ríos.

Tampoco aprecia el historiador la visión omnipresente del circo montañoso cantábrico, ni la atomización del poblamiento en aldeas con una iglesia, de estilo popular, ni la proximidad entre núcleos, ni el aumento de la pluviosidad, ni, en definitiva, el notorio cambio del paisaje cultural y físico, aunque nada de esto aparezca allende el Cea.

En cuanto a la citada reunión conjunta de cortes de los dos reinos, no supone –como especula Valdeón- la fusión de ambos. Así se aprecia en la cartografía histórica, que omite la Fundación Villalar, por él asesorada, en sus exposiciones. Por añadidura, se cita la existencia de merinos y adelantados mayores del Reino de León hasta fechas próximas.

En consecuencia, los dos argumentos del catedrático ni están probados, ni son probables. Es baladí hacer juicios de valor sobre las motivos que alimentan su discurso, si bien cabe exigir a las instituciones autonómicas que adopten asesorías de opinión más prudente.

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