sábado, 10 de noviembre de 2007

Dejadez Incomprensible

Mucho han comentado los medios de comunicación en torno al incendio que tuvo lugar la semana pasada en la zona del campo de tiro del Teleno. No parece que la ciudadanía se haya mostrado muy concienciada, a pesar de la dedicación mediática. En consecuencia es conveniente explicitar algunas de las conclusiones que suscita el desafortunado suceso.

Haciendo un repaso somero de las circunstancias del accidente, cabe recordar que se trata del incendio más importante de cuantos se han producido este año en el territorio autonómico. Las 4.500 hectáreas quemadas han tendido un manto inmenso de negrura en las faldas de los Montes de León, uno de los espacios naturales más valiosos de esta región, arrasando cuanto han encontrado a su paso. Se podría argumentar que era inevitable, porque en los campos de tiro “suceden estas cosas”, pero tal justificación es insatisfactoria.

Con independencia de las simpatías o antipatías belicistas que cada uno tenga, cuando se cede un espacio al ejército para que lo utilice, los ciudadanos “prestan” a una institución el paraje para los usos definidos. Sin embargo eso no habilita a cualesquiera para convertir tal área en una especie de rancho privado donde hacer lo que les venga en gana. No obstante esa es la impresión –errónea o no- que el ejército ha transmitido a los ciudadanos en este suceso.

De la misma forma que cada uno tenemos unas responsabilidades civiles con el común y no podemos, por ejemplo, quemar una casa de nuestra propiedad por muy nuestra que sea, es inadmisible de todo punto que se prenda fuego en un campo de maniobras y que el ejército no actúe de manera efectiva para cortarlo. No basta con desplazar medios para que miren desde la barrera cómo se quema un vallejo tras otro. Tampoco sirve como excusa que haya material explosivo en el campo: que se sepa el ejército no practica con pistolas de agua. Las Fuerzas Armadas ensayan con munición explosiva, y es su deber reclamar y poner los medios para prevenir y combatir incendios en los espacios que utilizan.

En vez de eso los responsables han actuado como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer: se han quedado mirando desde la barrera como se consumían miles de hectáreas de bosque y han impedido que medios civiles acometiesen labores de extinción en el área militar. Eso es inaceptable.

Personalmente no estoy en contra de los campos de tiro, aunque situarles, como en este caso, en una de las mayores áreas arqueológicas y naturales de España no deja de parecerme inadecuado. A pesar de ello, lo más enojoso son la ineficiencia e irresponsabilidad con que se ha tratado este incendio. Ni el campo de tiro del Teleno es la finca privada de nadie, ni se puede tolerar la destrucción de un bien común bajo circunstancias que son fruto de la desidia.

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