viernes, 23 de noviembre de 2007

La Autovía León-Braganza

Tras un tiempo casi olvidada, la reivindicación de una autovía entre León y Portugal recobra viveza. Como quiera que existen opiniones contradictorias sobre su conveniencia merece la pena repasar las razones que sustentan tal petición.

Para sopesar la necesidad de dicha infraestructura hay que observar que la provincia de León está muy cerca de Portugal. Sólo 26 kilómetros en línea de aire separan el límite provincial de la frontera. Unos 130 separan León ciudad de Braganza, la capital del nordeste trasmontano, lo mismo que dista Valladolid. Pero ¿cuál es el interés de conectar León con Tras os Montes?

Una de las limitaciones más importantes del desarrollo de León son las barreras para las comunicaciones con su entorno. Sin posibilidad de establecer redes de intereses comunes con los vecinos, nuestra economía se ve confinada. Todo el noroeste se debilita en la medida en que sus espacios permanecen como compartimentos casi estancos, impidiendo el desarrollo de los flujos económicos regionales.

La creación de un mercado unificado mayor y el progreso consiguiente exige más comunicaciones. Las zonas de contacto entre provincias, aunque reducidas a un solo corredor cada una, están abiertas hacia Asturias, La Coruña, Vigo, Burgos, Valladolid y Zamora. Sin embargo el arco entre Benavente y el Barco de Valdeorras se erige como una barrera infranqueable. Por eso la construcción de un vial rápido entre León y La Bañeza, para seguir hasta la Autovía Rías Bajas, sería un primer paso. La continuidad desde Puebla de Sanabria hasta la frontera (apenas 20 kilómetros) -desde donde existen dos carreteras de pesadilla- completaría la obra.

Esa vía rápida aportaría numerosas ventajas a todo el norte. La primera sería conectar el corredor León-Burgos con la IP-4, una vía de gran capacidad que va a Oporto, desde Braganza. Eso generaría importantes flujos de mercancías que añadir a los 2.000 camiones que diariamente utilizan la León-Burgos. La Bañeza se reforzaría como centro logístico al acoger un cruce de caminos, al igual que Puebla de Sanabria. En Ríonegro, podría nacer un centro intermedio que contribuiría a articular el gran espacio vacío entre Benavente, La Bañeza y Puebla. Braganza se convertiría en una zona de inversiones y buena parte de su consumo se trasladaría a España.

Sin embargo la Junta lleva años bloqueando cualquier solución de este tipo. Plantea la salida hacia Zamora como apuesta única. En contraste, se constata que ambos trazados son compatibles e independientes. La clave de su postura está en que la salida por Puebla no beneficia a Valladolid y la de Alcañices sí. Por otra parte hay que ponderar que el programa Duero-Douro de cooperación transfronteriza que impulsó la Junta excluía expresamente a León. Saque el lector sus conclusiones.

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