lunes, 12 de noviembre de 2007

Encrucijada Autonómica

La filtración de que Juan Vicente Herrera será sustituido como candidato a presidente de la Junta ha iniciado la cuenta atrás para las elecciones autonómicas. Dicho rumor, que Herrera no desmintió ante preguntas directas el viernes pasado, trastoca el panorama político y da pie a una multitud de reflexiones.

En primer término hace pensar que el PP autonómico atraviesa una grave crisis. Se podría interpretar que Herrera no ha sido capaz de resolver las divisiones internas, lo que podría haber comportado su sustitución. Por otra parte, la camarilla del PP vallisoletano ve reforzado su papel, en detrimento de los grupos populares de otras provincias.

Desde una perspectiva nacional, el hecho de que sea un principal del PP -como Ángel Acebes- el elegido para la sustitución hace pensar que hay temor a una derrota. Hay que recordar que en las últimas convocatorias electorales autonómicas han ido perdiendo Galicia, Cantabria y Asturias, lo que evidenciaría que el noroeste está cambiando de signo. Una revés en el ente castellano-leonés tendría consecuencias muy negativas sobre el número de liberados, el control de la adjudicación de obra pública o la gestión de la política de vivienda, con lo que implica en pérdida de poder.

Por otra parte, la filtración deja en una posición débil al PP los veinte meses que restan hasta la convocatoria electoral. El Presidente quedaría ahora desautorizado para tomar cualquier decisión de calado -de las que pueden determinar el futuro- para no condicionar a Acebes; suponiendo que éste ganase las elecciones autonómicas.

En esta misma línea argumental, el PP se vería obligado a posponer la reforma estatutaria, aguantando un chaparrón de críticas lo que queda de mandato. Además, la falta de propuestas populares en esta materia le dejaría ante el PSOE y la UPL como un blanco fácil y desvitalizado, sumido en la inconsistencia argumental.

Por otra parte, debemos considerar que el PSOE va a intentar descerrajar el arca electoral de esta Autonomía por León, donde tiene un escenario favorable para ganar la Diputación y la alcaldía de la capital, así como de las principales cabeceras. La complicada tesitura del PP representa la mejor coyuntura para el triunfo electoral de los socialistas; eso siempre que la UPL no sea capaz de conservar su electorado, leonesista, aunque votante socialista en segunda instancia, como se comprobó en las elecciones generales.

En estos compases preelectorales se podría dar la paradoja de que al PP le interese una UPL fuerte en las elecciones, capaz de impedir la absorción de su voto por el PSOE. Al PSOE, en cambio, le convendría una UPL débil y, quizás, atacada por los tránsfugas, para recuperar esos votos que ahora le impiden ser una opción clara de gobierno en León y en el ente autonómico.

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