lunes, 13 de octubre de 2008

Ismael, Nevenka y las Listas Cerradas

Mucho se ha escrito sobre la demanda de la ex-concejal de Ponferrada contra el alcalde en los últimos días. En casi todos los análisis la preocupación ha ido encaminada a dirimir si la denuncia de Nevenka es real o ficticia. Parece como si la máxima aspiración de casi todos los opinantes pasase por saber si Ismael y Nevenka fueron felices o se les rompió el amor, como a la Jurado. Con todo el respeto que merece cualquier punto de vista hecho en falta otras reflexiones más cercanas al, a mí parecer, meollo de la cuestión.
Parece asumido que ambos individuos mantuvieron una relación sentimental, que luego se rompió. La coincidencia con las fechas de las últimas elecciones es de crucial interés. Álvarez incluye en sus listas electorales para la alcaldía de Ponferrada a una chica de veinticuatro años, sin experiencia política previa, en los puestos de cabeza ¿qué criterios fueron útiles para que Álvarez incluyese en las listas a alguien así? ¿en qué lugar queda, a la luz de los acontecimientos, el resto de la lista? No hay respuestas claras. Por la misma razón se puede cuestionar porqué Nevenka es designada, pese a su inexperiencia, como titular de una de las concejalías de más responsabilidad en cualquier ayuntamiento. Según dicen, cuando Nevenka rompe con Ismael cae en una depresión y tramita una baja laboral transitoria larga. ¿Qué pasa entonces con la concejalía? Todo esto pueden ser hechos conectados o desconectados, pero tanta antigestión abruma.
En otras palabras, lo que aquí parece sustantivo no es si Nevenka e Ismael se acostaban o se querían, lo cual no deja de ser un problema estrictamente personal. Lo que resulta, en realidad, importante es que el alcalde se ha confundido en cualquiera de los casos posibles. Si Nevenka miente, el responsable de que esté en su equipo es él y a él salpica esa mentira. De esta manera no habría sabido elegir su grupo de trabajo e incluiría a una inmadura o a una conspiradora en él. Si el que miente es Ismael cabría interrogarle por la clase de principios en que basa sus juicios o sobre cuántas de sus decisiones tienen carácter venéreo, porque apañado está, en ese caso, el consistorio ponferradino. Al final hemos llegado a un punto desde el lado humano en que ya no importa quién miente porque ambos han perdido. Álvarez enterró su futuro político, Nevenka su salud y ambos su tranquilidad.
Sin embargo, es muy difícil sustraerse a un corolario de orden político que no puede ser sino una generalización, porque esto puede pasar en cualquier partido: ¿habría sucedido algo así con listas electorales abiertas? ¿no es más lógico que, en situaciones como éstas, nos confundamos los votantes?

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