domingo, 19 de octubre de 2008

La Despoblación y sus Soluciones

Uno de los mayores problemas que está sufriendo nuestra provincia es la despoblación de amplias zonas rurales. Ese proceso alcanza, en algunos casos, a las propias cabeceras de comarcas tradicionales, que ven cómo su vida económica languidece sin que se ponga remedio. Boñar, Fabero, Cistierna, Sahagún o Villafranca del Bierzo atraviesan un momento crítico para su futuro. Es necesario que los leoneses acometamos una reflexión sobre las causas de dicho fenómeno. Nuestra densa red de ciudades intermedias se debilita y eso afecta a las posibilidades de futuro que tenemos como colectivo.
La primera causa del decaimiento es el profundo cambio sufrido por el mercado de los productos alimentarios de origen animal y vegetal. Los aumentos de productividad, la caída de los precios de las materias primas y una estructura de las explotaciones poco adecuada a las necesidades actuales abocaron a la emigración a muchas familias. Pero no todas las causas están en los cambios del sistema productivo moderno. Las parejas jóvenes se oponen a mantener su residencia rural si el precio es que los críos tengan que pasar una hora y media o dos horas vagando, en un autobús, por carreteras que, en demasiadas ocasiones, no reúnen las condiciones para un viaje tan largo. Además, tampoco desean permanecer en lugares alejados de un centro médico, aunque fuese ambulatorio. La sanidad y la enseñanza son dos de los más importantes culpables de la emigración de las parejas jóvenes hacia las ciudades. En este sentido cabe decir que la aplicación de la LOGSE en el territorio leonés ha sido destructiva, ya que, o ha cerrado centros, o ha creado la expectativa de que se cerrarán. Aún está por explicar en detalle qué necesidad había de concentrar a los chiquillos en grandes colegios, imposibles, por tanto, en las comarcas más débilmente pobladas. La LOGSE ha podido ser en muchos casos la puntilla al futuro de nuestros pueblos.
La Junta de Castilla y León ha creado el Plan FIPO, que significa “fijación de población”. Se trata de un programa destinado a ese fin, pero que, hasta ahora, se ha podido percibir, fundamentalmente, en la construcción de bloques de viviendas sociales en las cabeceras comarcales. ¿Será que la Junta piensa que un piso lo arregla todo? La respuesta a la despoblación de nuestra tierra pasa por asentar los servicios educativos y sanitarios en las cabeceras. Además, habría que ir pensando en fijar a la población de funcionarios en los lugares donde trabajan o en sus cercanías, salvo causa de fuerza mayor. Esto aportaría una capacidad de consumo capaz de relanzar el sector comercial de comarcas tan castigadas. La pervivencia de la población en muchas zonas pasa por este camino.

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