jueves, 10 de enero de 2008

Concentración Municipal

La Diputación de León comienza a impulsar uno de los procesos institucionales más relevantes que haya vivido esta Provincia en decenios. Sus gestiones persiguen que los ayuntamientos de menos población se agreguen para formar entidades que recuperen el margen de maniobra. Se da el caso de que hay unidades municipales que, por su escasa dimensión, carecen de los recursos más elementales para sostener incluso la vida institucional.

Haciendo un poco de historia, cuando el gobierno impuso la constitución de las corporaciones municipales en el Siglo XIX hubo distinta receptividad ante la nueva medida. Existen lugares como la Tierra de Campos donde muchas entidades de población asumieron su elección como algo propio. En otras zonas, como León, fue impuesto en buena parte de las poblaciones, por lo que fueron comunes los ayuntamientos que reunieron muchas pedanías, auténticos protagonistas de la vida local hasta entonces. De ahí parten las desigualdades que hoy conocemos.

El deterioro del desempeño de las competencias municipales viene de bastante tiempo atrás por lo que la iniciativa del equipo de García Prieto ha sido acertada e imprescindible. Parece que las actuaciones pretenden ir en dos direcciones: la primera sería la de reunir habitantes hasta alcanzar un tamaño mínimo, incluso hasta abarcar toda una comarca tradicional; la segunda iría en el sentido de potenciar las juntas vecinales que estén operativas, dotándolas de los instrumentos de gestión que eviten su degradación en taifas sin control.

Si el movimiento culmina con éxito podemos asistir al nacimiento de una estructura institucional mucho más ordenada y eficaz. Además, ésta podría ser razonablemente respetuosa con el espíritu concejil que caracteriza el sistema de ocupación del territorio cisastur. Si se avanza hacia un modelo similar al lacianiego, con un Ayuntamiento de Babia, otro de Omaña, uno del Selmo, de Riaño o de Valcárcel emprenderemos el camino para recuperar municipios con recursos suficientes para intervenir en sus demarcaciones.

Habrá observado el lector que se han hecho referencia a comarcas del arco montañoso. Esto se debe a que, si agudo es el despoblamiento en la Provincia, lo es más en estas zonas. Por añadidura es ahí donde los posibles límites de la agregación municipal están más claros que en ninguna otra parte por la orografía y las comunicaciones.

La descapitalización humana a que se ha visto sometido el campo leonés va a provocar posturas numantinas contra esta concentración. Es en la potenciación de lo comunal donde ha de encontrarse las compensaciones que permitan remover obstáculos allá donde se encuentren. Si se logra concluir esta reforma León puede afrontar el futuro de sus comarcas con mejores garantías que las que cuenta en la actualidad.

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