martes, 1 de enero de 2008

Cuestión de Plazos

En el ámbito empresarial las inversiones están sujetas a una planificación relativamente estricta. Cuanto más grande es la compañía, más precisos son la plazos establecidos para cumplir las previsiones. Esto se debe a que las corporaciones privadas, a diferencia de las públicas, han de mantener un equilibrio continuo entre su capacidad para captar fondos, ejecutar pagos y realizar las inversiones necesarias para que la presencia de la empresa en su mercado no decaiga o crezca.

Las empresas tienden a situarse en solares preparados especialmente para ello. Se trata de lugares con una traída de aguas limpias adecuada, con depuración de aguas sucias, aparcamientos, suministro eléctrico industrial, y buenos accesos a las redes de telecomunicaciones y viales. A esas zonas, promocionadas generalmente por entidades públicas, que agrupan solares para que las empresas se asienten, se les denomina polígonos industriales.

Este racimo de obviedades supone que la disposición de los polígonos industriales para la instalación de empresas debiera estar sólidamente sujeta a plazos y condiciones, puesto que, de lo contrario, podría suceder que las empresas inicialmente interesadas optasen por otras ubicaciones. En otras palabras, a las empresas no les vale con que alguien en un mostrador les diga que la entrega de licencias para construir naves se ha retrasado, o que “industria” no ha “dado de paso” la urbanización del sector nosecuantos. Si el momento de invertir pasa, la empresa no invierte. Si el momento de invertir llega y el polígono no está terminado, resulta que, como hay más polígonos en otros lugares, se traslada la inversión.

Al hilo de esto conviene añadir que una parte de las empresas que aspiraban a alguno de los polígonos industriales de León, cuya tramitación y construcción empiezan a resultar inacabables, están desistiendo de su pretensión. Podría darse el caso de que alguna de las más grandes estuviese siendo tentada para instalarse en otra comunidad autónoma hasta el punto de reconsiderar su anunciado proyecto de instalación en León.

Dado que habría que tomar medidas, cabe preguntarse si nadie del primer nivel en las instituciones leonesas se habrá parado a pensar que entre los miles de personas contratadas en ayuntamientos, consejerías y demás entes con responsabilidades en el desarrollo industrial, se podría dedicar una al seguimiento exhaustivo de lo que pasa con los expedientes y obras de cada polígono industrial. Si nadie se encarga de ello su desarrollo se seguirá perdiendo entre ignotas junglas de papel. De continuar el despliegue de los prometedores polígonos industriales leoneses en una tónica similar podría darse el caso de que alguno de estos parques empresariales naciese muerto. ¿Se hace lo necesario para evitarlo?

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