martes, 22 de enero de 2008

Desaceleración en León

Como cada año, tras la llegada de los datos del tercer trimestre de la Encuesta de Población Activa del INE, procedemos a revisar la evolución económica de León, de su entorno y de España. Una vez más hay que explicar que dividimos el tiempo según los tramos de expansión y contracción del empleo en León.

Entre 1981 y el año 2000 esta provincia era la tercera del país con peor comportamiento, sólo superada por Lugo y Orense, y acompañada por Zamora en su caída. A partir de 2000 León ha visto reaccionar su economía con un avance de casi 20.000 empleos, por lo que abandonó los puestos de cola del escalafón. Sin embargo los datos de este último año han reflejado una desaceleración en la creación de trabajo. Aún así se mantiene en el puesto vigésimosegundo de las 33 provincias que no son sede autonómica y en el trigésimosexto del conjunto de España. El dato puede parecer desesperanzador, pero viniendo de una situación tan precaria y teniendo en cuenta que la economía no cambia del negro al blanco de un día para otro, no lo es tanto.

Nuestro mayor problema ahora se cifra en el entorno próximo. Es difícil crecer cuando todas las provincias de nuestro alrededor salvo Asturias y Cantabria progresan peor que León. Tampoco la Autonomía tiene una evolución prometedora. Sólo Burgos y Segovia han crecido relativamente por encima de nosotros desde 2000. Además Valladolid se configura como uno de los dos polos autonómicos más débiles, pese a la ingente cantidad de empleos que centraliza y de recursos que recibe. Como colofón a este negativo escenario Asturias, La Coruña y Pontevedra, locomotoras del empleo en el noroeste -nuestra ubicación natural- crecen por debajo de la media española.

Esto nos da una idea de la necesidad de que los planes “Galicia” y “Oeste” se traduzcan en un plazo corto en realidades palpables. El Plan Director de Infraestructuras de Borrell tumbó la economía del noroeste y Zapatero debe asumir que a él corresponde compensar los desfases que aquella etapa propició. La continuidad de las actuaciones que inició Cascos así como las conexiones con Portugal son fundamentales para la nivelación del noroeste con el resto de España.

En definitiva, podemos hablar de dos partes en los territorios peninsulares. Una, la nuestra, que vive una suave reactivación económica tras un periodo de intensa caída del mercado laboral; otra, que lleva hace tiempo un fuerte ritmo expansivo, muy por encima del nuestro, al otro lado de España. El hecho de que Lugo, Orense y Zamora permanezcan entre los últimos lugares en la creación de empleo tras más de veinte años de seguimiento hace pensar que nuestras autoridades deberían adoptar una mirada multiprovincial con el fin de impulsar la totalidad de las provincias interiores que nuclean el noroeste.

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