miércoles, 30 de enero de 2008

El Problema de Soria

En las últimas semanas se viene escuchando con insistencia las reivindicaciones de la plataforma “Soria Ya” en los medios de comunicación. La organización argumenta, no sin razón, que la Provincia sufre un proceso de despoblación dramático sin que las administraciones pongan remedio. Esta iniciativa es homologable a la de la plataforma “Teruel También Existe”, cuyas reclamaciones siguen la misma senda.

Otro aspecto en el que los sorianos hacen hincapié es el retraso económico en la Provincia. Este argumento resulta sólo parcialmente cierto. Los niveles de renta de ese territorio están entre los más altos de la Autonomía y por encima de la media española, en línea con los del Eje del Ebro, en cuya órbita se encuentra. Puede que se trate de un lugar con bajo atractivo para la inversión empresarial, pero no se puede calificar de pobre.

Por esta razón la ruidosa crítica que ha propinado la citada plataforma al Plan Oeste ha sido lamentable. Teniendo causas para la protesta legítima ha caído en la desorientación. En poco se puede comparar el nivel económico del soriano medio con el de un zamorano, un salmantino o un leonés. Ojalá que la organización recobre la perspectiva y ajuste su queja a los problemas que realmente sufre Soria. Desafortunadamente no parece surgir hasta ahora de ella un análisis muy acertado de la coyuntura soriana.

En primer lugar hay que explicar que Soria ha sostenido en sus momentos más florecientes unos ciento cincuenta mil habitantes. Nunca ha sido un lugar muy poblado. Actualmente es la provincia española más deshabitada, con sólo noventa mil, de los que el cuarenta por ciento viven en la capital. Además, este fenómeno no es algo aislado. Teruel, colindante, es la segunda provincia más despoblada y tiene la capital más pequeña de España (treinta mil habitantes). Cuenca y Guadalajara, también vecinas, sufren la misma desertización más allá de sus áreas aledañas a Madrid.

Estamos, por tanto, ante un problema de Estado, que afecta a una zona amplia de la Península. Mientras la cuestión no se plantee en estos términos sólo se darán soluciones parciales. El Sistema Ibérico, que recorre estas provincias, necesita un plan para evitar que este amplio territorio se convierta, si no lo es ya, en un enorme despoblado entre el Mediterráneo y el Ebro, de una parte, y Madrid y el Oeste, de otra.

La petición de autovías en zonas de tan baja densidad demográfica denota un palmario desenfoque de la cuestión. Estas zonas requieren vías rápidas, circunvalaciones y una red de inversiones moderadas que exploten sus escasos puntos fuertes, así como conexiones rápidas con las áreas metropolitanas de su periferia, de donde puede llegar actividad.

Soria, en definitiva, necesita una visión supraautonómica que debe empezar a ser formulada.

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