sábado, 12 de enero de 2008

Economía Empresarial e Instituciones

El tejido empresarial local es mucho más denso de lo que una mayoría de los leoneses creen. Es su falta de notoriedad, la debilidad de sus marcas, lo que provoca el despiste de la mayoría. Se trata de un entramado densísimo –mucho más que el de Burgos o Valladolid- de pequeñas y medianas empresas cuya tendencia general desde la apertura de las últimas autovías es el crecimiento. Actualmente soporta unos ciento treinta y cinco mil empleos de la masa provincial –casi el ochenta por ciento-. De ello se deduce que León tiene una estructura económica mucho menos dependiente de los fondos públicos que Valladolid y con menos participación de las grandes empresas que Burgos y Valladolid. Esto debería servir para que nos hagamos un primer planteamiento: León necesita una política industrial adecuada a sus peculiaridades.

En esa línea habíamos expuesto en una columna anterior lo conveniente que sería acercar los instrumentos de capital-riesgo a este cúmulo de empresas. Otro de los aspectos a potenciar es la creación de marcas poderosas. En ese sentido la potenciación de las denominaciones de origen puede ser una solución intermedia, pero insuficiente. Hace falta mostrar a las PYMES la importancia de fijar sus mercados en torno a marcas identificables. El papel de la Diputación, siempre comprometida con el hecho singular leonés, y de la Junta, que debe aprender a reconocerlo, son cruciales para fomentar un despegue en el que las pequeñas empresas pasen a ser medianas, y las medianas, grandes.

La mejora técnica y tecnológica de estas empresas sería otra línea de trabajo fundamental para contribuir a mejorar su productividad, y la calidad de sus productos y servicios. En este campo, como en el de la innovación, la Universidad de León debería tener un protagonismo que hoy no tiene. Con este propósito se han manifestado últimamente el rector y el alcalde de la ciudad.

Más concretamente, la transferencia de resultados de la investigación en los campus leoneses a los mercados debería convertirse en una prioridad. Es evidente que no existe experiencia en este tema. Igualmente se puede argumentar que los ritmos de esfuerzo de la universidad y de la economía real son diferentes. No obstante es oportuno y posible. Empresas, políticos e instituciones deben ponerse manos a la obra con grandes dosis de paciencia, respeto, algo de sacrificio y mucha perseverancia. La Universidad no puede seguir siendo un reducto casi al margen de las fuerzas del cambio la social.

2005 ha de ser el año de los polígonos de Cubillos, Onzonilla y Villadangos, así como del Parque Tecnológico. Necesitamos incorporar la Universidad para que esa expansión suponga, además, un cambio cualitativo en los diferentes sectores productivos de León en el nuevo año.

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