jueves, 24 de enero de 2008

Villalar o el Luto de la Razón

Se ha publicado la primera obra patrocinada por la Fundación Villalar, ese pequeño ministerio de propaganda para la reeducación de los ciudadanos que la Junta ha creado. El primer paso editorial muestra la dirección que adopta la entidad en ese ámbito. Se publica un volumen sobre el proceso autonómico en el que lo importante no es tanto el tema como la manipulación del lenguaje. Frente a la evidente pluralidad cultural de los territorios de la Autonomía el libro insiste en hablar de “región”, incluso refiriéndose a los periodos preautonómicos. Lo “castellanoleonés” es ubicuo, aunque el autor no explique qué hay de contenido en ese término. Cualquier persona formada que lea la obra apreciará la tergiversación de fondo. El ensayo rezuma opinión, pese a que, con la vitola de basarlo en una tesis doctoral, quiera dársele un marchamo de objetividad.

Ese es el peligro de las disciplinas humanísticas como la Historia: su moldeabilidad ante los poderes. No se basan en el cálculo matemático ni en la repetibilidad de los experimentos, como las ciencias, sino en la opinión de personas ante una selección de documentos, de epigrafía, de datos arqueológicos o de estudios de campo. Pero ¿cuál es el criterio de selección en este caso? ¿No estarían algunas conclusiones escritas antes de iniciar el estudio? ¿Qué grado de documentación ha realizado el autor de la obra a la que nos referimos en León, el lugar más conflictivo del proceso autonómico? Poco. Ese es el baremo para medir la pretensión de objetividad de tal estudio, ya que parece que con otras fuentes se hizo alarde de exhaustividad.

El trabajo de la Junta en este campo viene de lejos. Varias cátedras se han puesto al servicio de la reinvención de la historia desde hace años, pretendiendo convertir unas opiniones ideológicamente interesadas en corpus teórico para futuros humanistas. El premio a estas fidelidades es conocido: publicación bien remunerada de sus obras, presupuesto para sus proyectos departamentales, y facilidad para la consecución de fondos para congresos y otros actos.

Esta suerte de reclutamiento de cátedras podrá observarse ahora con más transparencia gracias al invento reeducador de la Junta. Pronto sabremos, aunque algunos ya son viejos conocidos, cuáles son los departamentos más aplicados en hacer sus comunicaciones y estudios a la medida de las conveniencias de villalbas y villanuevas.

En definitiva, la fundación para la reeducación de los leoneses y los castellanos pretende regalarnos a partir de ahora con éstos y otros libelos editoriales a cuenta del dinero de todos. Ante esto cabe recordar a los políticos que el que quiera exponer legítimamente su opinión debería pagarlo con su dinero o el de su partido. Los presupuestos públicos están para otras cosas.

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