viernes, 1 de febrero de 2008

¿Por qué Oporto?

Transcurren días de precampaña electoral, donde las ofertas de los partidos se multiplican. En algunos casos tienen importancia, pero frecuentemente se destacan cuestiones de segundo orden. La repetida cita de una comunicación directa hacia Oporto podría ser entendida como una cuestión frívola. Sin embargo es necesario comprender el calado de esta propuesta para reclamar la atención sobre ella.

Para ordenar esta reflexión es necesario saber algunos datos de Portugal. El primero es que su superficie peninsular no alcanza los 90.000 kilómetros cuadrados, menos que la Comunidad de Castilla y León. Sin embargo cuenta con más de 10 millones de habitantes, es decir, cuatro veces más que esta autonomía.

El país se divide en 5 regiones: Norte, Centro, Lisboa, Algarve y Alentejo. Pese a que comunmente se piensa que la población se concentra en Lisboa, no es cierto. La región Norte le aventaja en un millón de habitantes, alcanzando los 3.750.000. Además, dentro de esa región la distribución es muy irregular. Unos 430.000 habitantes viven en las zonas que lindan con Zamora, en una superficie similar a ésta.

Por el contrario, los 8.000 kilómetros cuadrados aledaños a la costa reúnen más de 3.300.000 habitantes. Para ser conscientes de lo que esto supone imaginemos que en la mitad de la provincia de León viviese esa población. El centro de la gran aglomeración es Oporto, la ciudad de la que tanto se habla en estos días. Además, para ser precisos, a esa zona habría que sumarle otros 700.000 habitantes de los entornos de Coimbra y Aveiro que, aunque no están en la misma región son contiguas. En otras palabras, nos encontramos ante una concentración de 4 millones de personas a una distancia similar a la de Madrid.

Para ponderar la importancia real de esa gran aglomeración humana hay que saber que en la Península Ibérica sólo Madrid (más de 6 millones de personas) y Barcelona (más de 5.200.000) son mayores. Ni Valencia, ni Sevilla, ni Zaragoza, ni Málaga, llegan a la mitad de población. Lisboa es más pequeño. ¿Resulta ahora más fácil comprender la importancia que para la economía leonesa tiene el acceso directo a ese mercado?

De la constatación de estos datos, accesibles para cualquiera en las web de los Institutos Nacionales de Estadística portugués y español, surgen otras reflexiones. ¿No es clave la interconexión de los puertos del norte (Oporto, Vigo, Coruña, Gijón, Bilbao, Barcelona) a través del interior para reforzar la potencia económica de todo el área? ¿Cuál es el papel que queremos que León juegue en ese tablero? ¿No nacerá de la conexión de Oporto y el área central de Asturias, a través de León y Braganza, un nuevo corredor económico capaz de proyectarse en el tráfico internacional? ¿No son estas elecciones una oportunidad para rubricar esta apuesta?

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