sábado, 16 de febrero de 2008

Embalses, Agua y Futuro

Recientemente se ha hecho pública la suspensión de las obras de los embalses del Eria y del Duerna. La Ministra de Medio Ambiente ha expuesto que los regadíos que generarían sólo pueden producir cultivos excedentarios. Las reacciones al comunicado gubernamental han sido escasas y sectorializadas. Los sindicatos agrarios se han pronunciado sobre el tema negativamente argumentando que la necesidad de agua para los regadíos los hace imprescindibles. Sorprende la pasividad del resto de colectivos sociales leoneses, ya que tras la construcción o no de los embalses subyacen muchas otras cuestiones.

Durante los últimos decenios hemos experimentado un notable cambio del clima. Sus efectos medioambientales han sido muchos. Uno de los más perceptibles ha sido la desaparición prematura de las nieves en las cumbres más altas de nuestras cordilleras. De esta manera la reserva de aguas dulces que aportaban los neveros ha desaparecido en amplios periodos del ciclo anual. La disponibilidad de agua para distintos usos se ha mantenido gracias al embalsado de muchos de los ríos de las cuencas cisastures.

El proceso de calentamiento se ha hecho más patente los últimos años, lo que ha coincidido con unas necesidades crecientes de agua. Si bien una buena parte -la mayor- se ha dedicado tradicionalmente a usos agrícolas, el consumo urbano e industrial se ha incrementado y continuará haciéndolo, previsiblemente, en los próximos años.

El agua se ha convertido en un bien estratégico que determina la sostenibilidad del crecimiento económico. Si no existen recursos hídricos no es posible fijar población ni actividad. Por esta razón la construcción de los embalses del Eria y el Duerna sirve, más allá de destinar sus aguas a usos agrícolas, para garantizar suministros crecientes en las zonas urbanas de La Bañeza y Astorga, así como en los pueblos de su entorno, afectados actualmente por problemas de escasez.

Se puede argumentar que el futuro de gran parte de las áreas de cultivo es incierto y que su desaparición podría dejar libre un gran excedente hídrico, pero eso puede no ser del todo cierto. Hasta ahora la reducción de los ingresos agrarios no ha producido una disminución apreciable de la superficie cultivada o del número de animales domésticos de explotación. En cambio ha contribuido a impulsar la eficiencia. De esta manera la reducción de los márgenes comerciales de los productos agrarios se ha compensado con el aumento del tamaño de las explotaciones, la mecanización, la implantación de nuevas producciones y el descenso del numero de trabajadores agrarios.

Por todo ello es aconsejable que la sociedad leonesa se implique en la reclamación de los embalses del Eria y el Duerna; mucho más ahora que se aproxima el famoso Consejo de Ministros del Plan Oeste.

2 comentarios:

Alfonso Mielgo dijo...

Tras cuatro años, los embalses del Duerna y Eria, paralizados, el de Villagatón, inservible, las balsas para sustituir al de Omaña, ni en proyecto, el de Valderas, lo mismo...

Merecemos un(os) gobierno(s) que no nos mienta(n)...

Cisastur dijo...

Sólo la constancia en nuestras peticiones, una vez sepamos qué queremos, por qué y para qué, va a proporcionar el éxito.
Unos lo llaman nacionalismo. Otros, a esto concretamente, lo llamamos eficiencia.