sábado, 2 de febrero de 2008

Déficit Sanitario

Durante los últimos meses los leoneses hemos podido escuchar las crecientes quejas de los trabajadores de la sanidad pública. Según manifiestan, se está aplicando una política de ahorro que conduce a situaciones comprometidas en la rutina asistencial.

El aspecto que se está denunciando con más insistencia es la falta de personal. Parece ser, según los representantes de los trabajadores, que en los periodos de vacaciones la plantilla de ausentes no se ve sustituida por nuevos efectivos contratados para tal fin, como sucedía hace unos años. Encontrar una explicación a estos hechos hace conveniente recapitular el proceso de transferencias que protagonizaron el Gobierno Central y la Comunidad Autónoma.

Como recordarán, el Ministerio de Sanidad se sentó a negociar con los responsables autonómicos las condiciones para la transferencia de dichas competencias. Uno de los temas que más dificultades comportó para los negociadores fue acordar el montante económico que el Gobierno de España transferiría a la Autonomía para dar continuidad a la atención médica. La cuestión no deja de ser llamativa porque, en lo fundamental, el Ministerio tenía que conocer de primera mano las cifras de gasto necesarias para sostener el entramado sanitario de las nueve provincias, pero los consejeros autonómicos no.

A estas alturas, cuando todas las autonomías elevan sus quejas por la insuficiente financiación de su sanidad, ha quedado claro que el equipo ministerial jugó con ventaja, logrando transferir las competencias subfinanciadas. Así se fraguó el tan cacareado déficit cero del Gobierno Central en la última legislatura: se traspasó el déficit a las comunidades autónomas en una negociación en que la información de la que disponían las dos partes era muy desigual. Las autonomías quedaron así en posición de clara desventaja.

En estas circunstancias cabe esperar que el Gobierno Autonómico reclame al central algún tipo de compensación, dado que el equipo socialista muestra una sensibilidad social superior a la de sus predecesores. Sin embargo no será suficiente, por lo que habrán de tomarse nuevas medidas de ahorro y buscar otras vías de financiación.

No obstante, esto no debiera conllevar la degradación del ambiente laboral en el sistema asistencial público. El servicio sanitario es, sobre todo, una atención de personas con personas, por lo que la atmósfera de trabajo es una condición más para la buena prestación del servicio. Podría ajustarse en alguna medida la política de personal, pero no se debiera caer en situaciones de abierta carencia de medios, como las que se están denunciando. En cualquier caso, pedir transferencias supone que se asumirán y resolverán los nuevos problemas que de su gestión se deriven. ¿Está para todos clara esta premisa?

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