miércoles, 6 de febrero de 2008

León y la Crisis Turística

Se está hablando en las últimas semanas de que el sector turístico nacional está entrando en crisis. Sin embargo, si se considera su evolución por áreas geográficas, se observa que ésta es desigual. Ni todas las zonas pierden ingresos, ni todo tipo de ofertas salen igual paradas. Las áreas y segmentos con servicios turísticos más baratos y de menos calidad son los que peor se comportan. Mientras, los segmentos de turismo medio- alto están manteniéndose bien.

Por esta razón las masificadas costas mediterráneas de Valencia, Murcia y Andalucía, así como las Islas Baleares se están llevando la peor parte. Por su parte, el norte, -salvo Cantabria- el interior y Cataluña mantienen una evolución positiva.

Si se analiza el precio de los alojamientos en la oferta de las zonas en declive se aprecia que no ha variado de forma llamativa. Por el contrario, es la hostelería de bares y restaurantes la que ha entrado en una dinámica de encarecimiento disparatado. A ello se suma que la incorporación masiva de trabajadores mal pagados y sin formación haya convertido estos negocios en servicios basura en muchos casos. No se trata de echar las culpas a la incorporación de inmigrantes como camareros, sino a su falta de la más elemental formación –algo perfectamente subsanable- a la par que el empresario ha subido exageradamente las tarifas. Valga como anécdota los siete con veinte euros por dos cafés y una botella de agua que ha pagado un servidor, con tazas y vaso sucios, y un detritus inclasificable adherido al platillo en que venía la cuenta. La camarera entendió a la tercera lo que pedíamos.

La respuesta de los turistas a esta situación no se ha hecho esperar. Son muchos los que han pasado de disfrutar dos semanas o tres a orillas del Mediterráneo a permanecer sólo una. Esto explica que el número total de turistas aumente, pero que los ingresos desciendan. También se ha triplicado la oferta de “todo incluido”, fórmula mediante la que se contrata en un precio cerrado los consumos de comida y bebida en el hotel. Por esta razón los restaurantes, chigres y bares levantinos, auténticos culpables de esta situación, han elevado notoriamente sus quejas. Por el contrario, nada dicen del enorme daño que han causado a la imagen internacional de España como destino turístico.

Por nuestra parte, en León, es necesario que saquemos enseñanzas para no caer en los mismos errores. Tenemos un creciente negocio turístico que debemos cuidar. El tipo de turista que aquí acude es diferente, con más poder adquisitivo en términos generales. Esto no quiere decir que haya que explotarle, sino que debemos conseguir que repita sus cortas estancias en una provincia que le ha dejado un recuerdo agradable y atractivo. Pensemos que el negocio turístico es una carrera de fondo.

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