sábado, 16 de febrero de 2008

Claves para un Plan-2

Si el lunes abordábamos las necesidades de comunicaciones por ferrocarril y carretera que podría cubrir el Plan Oeste, hoy realizaremos algunas sugerencias que vendrían a completar este breve inventario de posibles acciones gubernamentales.

La mayor parte del millón de personas que viven en León, Zamora y Salamanca habitan núcleos urbanos. Más de medio millón viven en las cuatro áreas metropolitanas más grandes: León, Salamanca, Ponferrada y Zamora, por este orden. Además, otro grupo de ocho poblaciones de tercer nivel reúnen a más de cien mil habitantes: Astorga, Béjar, Bembibre, Benavente, La Bañeza, Ciudad Rodrigo, Toro y Villablino.

A primera vista se aprecia la necesidad de apoyar los centros principales potenciando sus aeropuertos, ya que para el desarrollo empresarial y urbano el avión es muy importante. Además, los vuelos regionales son cada día más rutinarios en la Unión Europea. La juventud, de mentalidad abierta, va a pasar, si puede, el fin de semana a Londres o París.

La singular ventaja de que Zamora y Salamanca disten sesenta kilómetros debería ser aprovechada fraguando un eje de desarrollo mediante la fijación de un polo empresarial entre ambas. La posibilidad de hacer así efectiva un área metropolitana de casi trescientos mil habitantes abriría oportunidades excelentes.

La colaboración entre los campus leonés y salmantino mediante acciones promocionales al respecto, y la fundación de un núcleo de investigación y aplicación biotecnológica compartido podría ser un acierto. Hay que recordar que las industrias farmacéutica y alimentaria, potenciales receptores de estas aplicaciones, tienen una implantación sobresaliente en todo el territorio. León y Salamanca cuentan con núcleos trabajando en estas líneas. La acción debería completarse con la dotación de incentivos para la implantación de empresas de este campo, y para el crecimiento y modernización de las ya establecidas.

Un capítulo que no debería ser olvidado es el de la red de espacios naturales por su riqueza y variedad. Se trata de un recurso muy valioso cuya explotación ordenada apenas se ha aprovechado. La promoción de singularidades como las Arribes, los Picos de Europa leoneses o los desfiladeros cisastures, por citar sólo algunos, merecería una actuación diferencial.

Las redes de telecomunicaciones requerirían mejoras, así como apoyo para su uso intensivo en las zonas urbanas. La familiarización de los leoneses con las nuevas tecnologías es un factor que puede ser la clave para crear un tejido productivo próspero, autóctono, creciente y con buena proyección a ambos lados de la cercana frontera.

Sin duda hay otras vertientes interesantes, como la energética o la social, pero solamente hemos pretendido contribuir con estas dos columnas a un diálogo necesario.

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