viernes, 8 de febrero de 2008

Crisis, Confusión y Desaceleración

El empeoramiento de la coyuntura económica preocupa a la mayoría de los leoneses. Por ello su utilización para fines electorales se está traduciendo en una marea de opiniones extremas que provocan aún más inquietud y confusión. Por esta causa merece la pena dedicar unos minutos a ordenar los acontecimientos y extraer conclusiones más certeras que las proporcionadas por tanta opinión interesada.

En primer lugar hay que explicar que no es lo mismo una recesión que una desaceleración. Se acepta que una recesión económica supone que la economía presenta un retroceso del PIB y que, además, lo hace por tres trimestres consecutivos. Una desaceleración, por el contrario, equivale a un crecimiento más lento. En consecuencia, puesto que la economía española acaba de completar 2007 en cifras positivas, como los últimos 14 años, nadie bienintencionado puede afirmar que nos encontramos en una recesión. Dado que los datos de crecimiento muestran un avance más lento de la economía hay que afirmar que asistimos a una desaceleración.

Es destacable que en una desaceleración difiere el comportamiento de los distintos sectores. Así mientras unos crecen, otros decaen notablemente. En el caso del sector de la construcción de viviendas se experimenta una cuasiparalización. Esto no supone que toda la economía esté dañada, sino sólo este sector y también aquéllos relacionados, aunque en menor medida. Dado que es una actividad muy visual, se está divulgando con desproporción el alcance de esta crisis sectorial.

Sin embargo en el origen de la desaceleración aparecen causas nacionales e internacionales. Entre las nacionales sobresale el disparatado aumento de los precios de los pisos, por lo que han dejado de ser una inversión atractiva. El resto de los factores negativos nacionales son de orden menor.

En contraste, las causas internacionales de este mal trance son más poderosas y la capacidad de intervención sobre ellas limitada. La subida de los tipos de interés en Europa -no muy pronunciada-, que afecta al crédito, es una de ellas. La subida global de los precios del petróleo y de otras fuentes energéticas es más influyente. Pero, sobre todo, el aumento mundial del precio de los alimentos básicos (trigo, maíz, leche, …) es grave. Mucho más porque carece de corrección posible a corto plazo, ya que las cosechas llegan una vez al año y los animales tardan varios en ser productivos.

La desaceleración económica de España no tiene solución en el ámbito estatal porque sus fundamentos principales desbordan esos límites. Sin embargo la economía española nunca ha estado en mejor disposición para afrontar una turbulencia de este tipo. En definitiva, las economías familiares han de estar preparadas para un periodo de dificultad, pero sin atender al catastrofismo.

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