jueves, 28 de febrero de 2008

Butrón Electoral

Durante esta semana ha perdurado el debate más importante abierto en la sociedad leonesa. El PSOE ha seguido alimentando la polémica sobre la posibilidad de que León alcance el autogobierno autonómico. El hecho de que no se haya tratado de una declaración aislada hace pensar que ha comenzado el asalto al bastión electoral del PP en que se había convertido Castilla y León.

La Federación Socialista Leonesa parece dispuesta a redimirse ante los electores tras su oscura etapa durante la presidencia de González y va a por todas. Los responsables socialistas son ambiciosos y, en algunos casos, tan leonesistas como la militancia de la UPL. Esto hace que el impulso del debate autonómico de León tenga valor más allá de lo simplemente electoral. Cuando pasen las elecciones europeas sabremos el calado de esta discusión en el seno del PSOE.

Mientras tanto en el PP autonómico parece reinar el desconcierto. En Valladolid se ve el famoso “Plan Oeste”, que va a incluir a León, Zamora y Salamanca según parece, con preocupación. Es un indicio más de que algo puede estar pasando en la Autonomía, aunque se desconoce aún su alcance. Si León se ve fortalecido económica y demográficamente los problemas de la Junta crecerán. Si se pierde el control electoral de Zamora y Salamanca la cuestión puede ser crítica para ganar las elecciones autonómicas. Si el PSOE impulsase una autonomía de una, dos, o las tres provincias, el PP quedaría relegado a la oposición por mucho tiempo en León, y una Castilla popular vería reducido su peso en Madrid notablemente.

Para empeorar las cosas el alcalde de Valladolid, exconsejero de la Junta y procurador en Fuensaldaña, ha pedido que se demuestre que su provincia recibe un trato de favor. Mal se puede lograr eso cuando el gobierno se ha negado en los últimos diez años a proporcionar en Fuensaldaña la ejecución provincializada de sus gastos e inversiones. Además, la raíz del problema supera lo económico porque afecta al abandono de la cultura leonesa y a la desaparición de León de la política nacional.

Por último, se ha formulado una propuesta que supondría el reconocimiento de León como región dentro de la autonomía actual a través de una Diputación Regional de León. Podría ser una opción plausible por su pragmatismo, ya que las dificultades legales para lograrlo serían menores que las necesarias para alcanzar la autonomía. Sin embargo, si los temas de fondo -fijar el poder de decisión en León y territorializar el presupuesto- no quedasen resueltos, estaríamos ante una institución carente de contenido. En otras palabras, no importa tanto la denominación de lo que se pueda hacer como su autonomía presupuestaria y de decisión, y su dotación financiera con arreglo a parámetros de superficie, población y solidaridad interterritorial.

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