jueves, 20 de marzo de 2008

Elecciones y Replanteamientos

El resultado de las elecciones generales permite medir el peso relativo de cada formación política en León. También sugiere las acciones más lógicas en cada caso tras la interpretación de los resultados. Otra cosa será lo que a estas agrupaciones les permita llevar a cabo su particular coyuntura.

Como premisa general figura el descenso de votantes residentes aquí en varios miles, un hecho que debería afectar a todos por igual. También es importante recordar que los votantes no residentes suelen apoyar al partido gobernante, gane éste o no. Por esta razón es mejor obviar su efecto, ya que no contribuye a una perspectiva general.

En primer lugar aparece la victoria socialista. Al contrario que el censo, no descendió, sino que añadió 2.000 votos más. Una parte son atribuibles al aumento de participación, que se incorporaría a ese partido. Otra procedería de la UPL, pero no masivamente, puesto que los socialistas perdieron 300 votos en la capital, principal granero leonesista. El incremento se reparte por distintos municipios, lo que apunta al “efecto Zapatero”. En consecuencia el pacto en la capital no parece decisivo, aunque es evidente que el impacto del PSOE en el resto de la provincia sería inferior sin él. En conclusión, el PSOE parece haber hecho lo correcto para sus intereses, aunque ¿qué pasará cuando Zapatero se retire?

En segundo término aparece el PP, que perdió 10.000 votos. Los populares bajaron más de lo que correspondería a la caída del censo. Contrariamente a lo proclamado por las voces más críticas, los populares mantuvieron el tipo en León y Ponferrada. Sin embargo el descenso en la provincia es pronunciado, lo que corrobora la senectud de numerosos electores. En consecuencia, el PP debería cambiar equipos y mensajes si aspira a recobrar la línea ascendente. Si no renueva su propuesta provincial para captar voto joven continuará en la oposición.

En un segundo escalón quedó IU, como primera fuerza sin representación. Su leve pérdida de votos, acompañando la bajada del censo, demuestra que cuenta con apoyos fieles, pero decrecientes, al igual que en otras provincias. IU no parece tener margen de maniobra y es difícil anticipar qué sería lo más favorable para esta formación.

En contraste, el abultado descenso de la UPL confirma la pérdida de atractivo para su electorado más fiel. Una parte emigró a UPD, otra porción al PSOE y una más se abstuvo. Es evidente que el mensaje moderado de la dirección se solapa con el de otras fuerzas y no moviliza. Si la UPL pretende recobrar el aliento ha de volver a un discurso marcadamente diferenciado del resto, capaz de recoger el voto del leonesismo nuclear. En otras palabras, se ha de modificar el mensaje: amable y moderado, pero ambiguo, indefinido e ineficaz para ganar adeptos.

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