jueves, 27 de marzo de 2008

León y el Duero

Es una evidencia que parte de León está dentro de la Cuenca del Duero. A pesar de ello, ese río nunca se ha constituido en articulador de un proceso histórico peculiar y común en la zona. Para paliarlo, en los últimos años, se está iniciando la construcción de una autovía que unirá la ciudad de Zamora con la de Zaragoza siguiendo el curso fluvial.

A través de varios cientos de kilómetros de recorrido sólo existe una urbe de cierta entidad: Valladolid. El resto –Toro, Tordesillas, Peñafiel, Aranda de Duero, El Burgo de Osma, Soria y Calatayud- son pequeñas y dignísimas ciudades, aunque sin la actividad suficiente para rentabilizar esa enorme obra. Desde el punto de vista leonés, el escaso impacto que se le aventura a esta iniciativa podría verse incrementado con algunas obras complementarias que acercarían dicha infraestructura a nuestra región.

En esa línea, nuestros representantes deberían plantear la posibilidad de conectarnos mediante esta vía, una alternativa nueva, al eje del Ebro. Observando globalmente la zona podemos deducir que la ejecución de una vía rápida entre Aranda de Duero y Sahagún sería la opción más interesante. En estos momentos la Junta está completando una parte: el corredor rápido entre Sahagún y Palencia. Se trata de un vial casi rectilíneo, sin travesías, que pronto será completado con la ejecución de las últimas circunvalaciones y su conexión con la Autovía León-Burgos. Esa vía rápida desemboca en la variante de Palencia, que está, a su vez, en proceso de desdoblamiento y que enlaza con la carretera que va a Aranda, en Magaz de Pisuerga.

Completar lo que queda desde Magaz hasta el corredor del Duero no es ninguna reclamación desmedida: se trata de mejorar setenta y cinco kilómetros de vía ampliando la plataforma, corrigiendo las curvas y sacando de nueve poblaciones menores la carretera. Como es una zona sin red fluvial reseñable no son necesarias obras singulares de gran importancia.

Alguna reunión de representantes leoneses con los ayuntamientos de Palencia y de Aranda ayudaría a ver con una perspectiva nueva este potencial corredor. Para Sahagún podría ser un impulso importante para erigirse como nudo regional de comunicaciones. Aranda y Palencia estarían en similar situación. La capacidad de la ciudad de León y de todo su corredor para atraer mercancías mejoraría. En otras palabras la relación coste-beneficio de esta obra sería excelente para nuestra red de ciudades.

Por último, no es muy difícil prever que Soria, al final de esta ruta, estará conectada con Teruel y Valencia a medio plazo. Concluidos 400 kilómetros de autovías interiores, León tiene ahora la oportunidad de anticiparse a las nuevas oportunidades que la red viaria proporcionará. El corredor del Duero puede ser una de ellas.

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