jueves, 20 de marzo de 2008

Portugal y León

En la semana precedente ha tenido lugar la reanudación de la comisión de trabajo de Castilla y León con la Región Norte de Portugal. El fin de esta entidad es la promoción de políticas para el desarrollo de las infraestructuras, el turismo, la industria, el medio ambiente y el empleo en común de ambas zonas.
Se pretende basar la estrategia de la comisión en la potenciación de un presunto “eje del Duero”. Tal espacio transcurriría sobre una zona muy despoblada si se exceptúa Valladolid y Zamora, lo que aparece como pintoresco y cuestionable. Pintoresco porque concentrar las inversiones sobre zonas semidesérticas no produce retornos en términos sociales y económicos. Cuestionable porque en esta estrategia, tal y como está diseñada en Valladolid, León no pinta nada y, que se sepa, también somos contribuyentes autonómicos.
Se hace hincapié en la conexión de Zamora y Salamanca con el territorio transfronterizo, lo que resulta totalmente lógico. Sin embargo, se obvia la importancia del enlace más sencillo de cuantos podrían existir en la actualidad entre nuestra red viaria y la de Itinerarios Preferentes lusos: una autovía entre Puebla de Sanabria y Braganza, de unos veinticinco kilómetros. Ésta no excluye el resto de obras posibles, siempre más costosas y menos eficientes. También el desarrollo rápido de la Autovía de la Plata, para aumentar la movilidad a lo largo de la frontera, es fundamental, aunque en Valladolid no se le concede rango de prioridad.
Para la comisión la cuestión en infraestructuras parece que se centra en acercar Valladolid y Oporto y, subsidiariamente, lo que quede por en medio. Tal postura no responde a los intereses de León. Por esta razón las autoridades leonesas deberían intervenir en estas comisiones mixtas hispano-lusas, donde nuestra tierra no parece estar representada.
La conexión de las ciudades de Ponferrada y León con Braganza y la autoestrada IP-4 no es baladí. La fluidez transfronteriza desde y hacia León es un factor de desarrollo importante y un elemento de mejora geoestratégico sobresaliente. Gracias a ello se podría erigir la confluencia de autovías de Astorga como el nodo de las comunicaciones del noroeste. Por eso también la reivindicada autovía entre La Bañeza y la “Rías Bajas” debe ser otro asunto tratado en esta comisión.
En definitiva, la Comisión de Desarrollo del Duero es un asunto que interesa mucho a León. La certeza de que hasta ahora no han sido considerados nuestros intereses fundamentales hace aconsejable que nuestros representantes adopten una actitud activa ante lo que ese foro pudiera elaborar y proponer. No actuar de esa manera podría contribuir a debilitar la importante mejora de expectativas económicas que se ha producido con la puesta en servicio de la actuales autovías.

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