lunes, 24 de marzo de 2008

Un Futuro para Escalada

No es León una zona donde abunden los edificios monumentales. Por esta razón las administraciones debieran ser especialmente cuidadosas con los elementos arquitectónicos individualmente valiosos. Otra característica de nuestro patrimonio es que integra algunas obras muy antiguas, lo que tiene una explicación lógica cuando se aprecia que nuestra mayor proyección como colectivo se produjo antes de 1500. En resumen, León cuenta con más obras antiguas y raras que otras regiones, dentro de la escasez, lo que redobla su importancia.

Una de las que más valor tiene es San Miguel de Escalada, un templo del Siglo X. Sin embargo, cuando se revisa el cuidado, la promoción, la accesibilidad y la preparación para la visita de esta pieza se cae en la consternación. San Miguel de Escalada es la mejor obra en pie del arte mozárabe ibérico y, por tanto, mundial. Es el edificio más singular de León, un referente en España y uno de los templos más raros de Europa. La respuesta de las instituciones a sus carencias ha sido de una dejadez lamentable.

La iglesia de San Miguel se encuentra en una zona que ha sufrido la desvitalización del mundo rural. Estas comarcas deberían buscar la puesta en valor de sus recursos para que sean visitadas, valoradas y, a la postre, capaces de fijar población. Los ayuntamientos, centros del liderazgo local, podrían buscar vías de colaboración para hacer del triángulo Gradefes-Mansilla de las Mulas-Puente de Villarente una zona atractiva. La cercanía a León y a la futura autovía de Valladolid son ventajas competitivas extraordinarias. Garantizar buenos enlaces con la futura autovía debería ser, por ejemplo, un objetivo común.

Dicho espacio cuenta, en posición central, con San Miguel de Escalada, singularidad que podría constituirse en emblema de este racimo de pueblos. Además reúne el infravalorado Monasterio de Gradefes, el olvidado puente romano de Villahibiera, el Monasterio de Sandoval –que tanto le debe a Promonumenta-, el castro de Lancia –filón tan incomprendido como inexplotado-, el descuidado lienzo de muralla de Mansilla, el destartalado casco viejo de esa villa, etc. Es desconcertante que con un inventario de recursos como éste los poderes locales aún no se hayan puesto manos a la obra en la labor compartida de dar relevancia a su solar.

La intención de la Diputación de ubicar en Mansilla el museo etnográfico es el complemento que faltaba. Una plataforma de instituciones locales podría empezar a trabajar en un plan integral para este territorio aledaño a la capital que, por contra, parece perdido entre montañas. La confluencia del Esla y el Porma tendría un futuro prometedor si sus hombres se movilizaran. La recuperación de San Miguel de Escalada es el símbolo del futuro de esta comunidad.

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