viernes, 30 de mayo de 2008

Junta, León y Braganza

La Junta de Castilla y León, defensora de los intereses de Valladolid, diferencia y modula su mensaje en León. Para ello pone portavoces específicos, de origen también leonés, que vienen presentando como ventajas para la provincia lo que en realidad son obstáculos.
Hace unos días esta portavocía oficiosa se congratulaba de que las cortes autonómicas hubiesen instado a que se haga un estudio de viabilidad de la León-Braganza. Como las apariencias engañan hay que explicar que eso no es ningún apoyo, sino que se trata de una maniobra dilatoria. El efecto de tal movimiento será retrasar cualquier decisión. La autovía es una obra de interés general, por lo que no requiere más que voluntad política; justamente lo que no hay, como se ha puesto en evidencia.
Esa gran ruta –de Oporto a Gijón- no requiere circunloquios ni informes redundantes, sino compromiso con León desde las instituciones autonómicas. Al que dude cabría preguntarle ¿dónde está el estudio de viabilidad del semivacío auditorio de Valladolid? ¿y el de la autovía Valladolid-Segovia? ¿y el de la inexistente y carísima autovía del Duero que reclaman en Pucela? En ninguna parte.
Todo indica que en la Junta se asume que dilatando el arranque de la autovía León-Braganza se agotará la legislatura. Entonces Zapatero -pieza clave en este caso- podría retirarse de la presidencia del gobierno. La infraestructura acabaría entonces en el olvido porque probablemente un sucesor no leonés carecería del interés necesario.
En conclusión, la Junta continúa vendiendo humo en León a mayor gloria del interés de Valladolid: que se potencie esa ciudad a costa de lo que sea mientras León se debilita.

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